El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, ha lanzado este lunes un ultimátum a los dos partidos que gobiernan Italia, el populista Movimiento Cinco Estrellas (M5S) y la ultraderechista Liga, para que pongan fin a la constante confrontación política que existe entre las dos formaciones. Quiero una respuesta clara y rápida. Ya estoy preparado para dimitir, ha dicho el mandatario italiano. Seguiremos adelante si todos mantienen la palabra dada. No tenemos tiempo que perder, ha sido la respuesta inmediata de Matteo Salvini, el jefe político de la Liga. Conte, un jurista de 54 años, ha acabado en los últimos meses en la mira de la Liga por sus intentos de conciliación con Bruselas sobre asuntos como las políticas presupuestarias de Italia y la migración. Conte no es imparcial. Esto no es una acusación, es un hecho, ha llegado a decir Giancarlo Giorgetti, el brazo derecho de Salvini, en referencia a la vinculación de primer ministro con el M5S.

ESTRATEGIA DE COMUNICACIÓN

El insólito pulso salió a la luz pública poco antes de la última cita electoral europea, pero venía fraguándose desde finales del año pasado. En ese entonces, después de meses mantener un perfil bajo y discreto algunos habían llegado a llamarle "títere" de los dos vicepresidentes, Luigi Di Maio y Salvini, los líderes de M5S y Liga, Conte pasó inesperadamente al contrataque. Impulsado por la hábil maquinaria de comunicación del M5S, multiplicó las entrevistas a la prensa y las intervenciones en las cadenas de televisión.

No obstante, el gran triunfo electoral de Salvini en las elecciones europeas ha precipitado la tensión entre las dos formaciones gubernamentales. Tras obtener la Liga el 34% de los votos y relegar el M5S en tercera posición detrás de los progresistas del Partido Democrático, Salvini ha dejado claro que quiere que los equilibrios internos que se habían establecido anteriormente sean puestos en discusión. Seguridad y (bajar) los impuestos. Esto será lo primero, dijo la semana pasada el líder legüista.