Los activistas prorrusos exhibieron este sábado su fuerza frente a Kiev, al tomar la sede regional del Ministerio de Interior y también las comisarías de la policía en las ciudades de Sláviansk, Druzhkovka y Krasni Limán, todas en la región de Donetsk, en el sureste rusohablante de Ucrania. "Esto es una rebelión popular. Hemos venido hasta aquí para preguntar a la policía si está con el pueblo y nos ha respondido que sí. Somos representantes del pueblo de Donbass (región hullera del sureste ucraniano)", dijo a EFE un hombre con la cara tapada dentro del edificio ministerial.

Los agentes que se encontraban en el inmueble dejaron entrar sin oponer ninguna resistencia a un grupo de activistas de la llamada República Popular de Donetsk (RPD), algunos vestidos con uniformes de camuflaje, armados con bates de béisbol y con la cara tapada. "Aquí no ha habido asalto. Hemos entrado de forma pacífica. El jefe de la policía regional (Konstantín Pozhidáyev), puesto aquí por Kiev, ha salido a hablar con nosotros y ha dimitido. Los policías se han puesto de nuestro lado", explicó otro activista, oculto por un gorro y unas gafas de sol.

Poco después, los activistas salieron del edificio para dejarlo en manos de un grupo de agentes de la policía antidisturbios "Berkut", que entraron en la sede gubernamental uniformados y armados con fusiles de asalto Kalashnikov. A media tarde, esos mismos agentes "Berkut", cuyo cuerpo policial quieren disolver las nuevas autoridades ucranianas por haber hecho frente a los manifestantes del Maidán en Kiev, fueron tratados como héroes en el campamento del Antimaidán levantado frente a la sede del Gobierno regional de Donetsk.

Petición de referendo

Alrededor de 2.000 personas volvieron a concentrarse frente al edificio tomado hace casi una semana por los prorrusos para exigir, una vez más, la celebración de un referendo para determinar el estatus territorial de la región. "Cuando eran ellos los que estaban en las calles de Kiev, a nosotros nos llamaban delincuentes y provocadores, mientras que ellos se llamaban a sí mismos patriotas", se queja Ludmila en alusión a las nuevas autoridades ucranianas y la forma en la que llegaron al poder tras liderar una protesta popular.

Esta empresaria, al igual que muchos otros habitantes del sureste ucraniano, cree que el movimiento popular que derrocó a Víktor Yanukóvich, conocido como el Maidán, fue pagado por Estados Unidos y la Unión Europea. "Aquí empieza la revolución, y aquello fue un golpe de Estado", sentencia con gran emoción.

Asalto a comisarías

Mientras, otros grupos de activistas prorrusos tomaron a lo largo de hoy tres comisarías locales en otras tantas ciudades del norte de la región de Donetsk. La alcaldesa de Slaviansk, Nelia Shtepa, manifestó el apoyo del Gobierno local a los activistas armados que tomaron la comisaría a primera hora de la mañana. "Conozco a muchos de ellos, son gente nuestra y exigen la celebración de un referendo. Estamos todos de acuerdo, no puedo negarme", subrayó Shtepa a los periodistas frente a la comisaría, donde se concentraron cientos de ciudadanos para apoyar la acción de los prorrusos. "La reacción será muy dura, tanto, como la diferencia entre manifestantes y terroristas", subrayó el ministro del Interior de Ucrania, Arsén Avákov.

A su vez, el titular de Exteriores ucraniano, Andréi Deschitsa, señaló que la responsabilidad de los acontecimientos en el sureste de Ucrania recae sobre Rusia y exigió a su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, que "se ponga fin a la actividades provocadoras de los agentes de los servicios secretos rusos en las regiones orientales". Mucho más lejos fue el exjefe adjunto del Estado Mayor de Ucrania, almirante Ígor Kabanenko, que atribuyó la toma de las comisarías en el norte de Donetsk a la inteligencia militar rusa.

"La invasión de las tropas rusas en el Este (de Ucrania) se ha consumado. En Sláviansk y Krasni Limán no actúan separatistas, sino efectivos de inteligencia militar. 'Ayudan' a los separatistas a desestabilizar la situación", escribió Kabanenko en su página de Facebook.