La protesta contra la reforma laboral aprobada a finales de septiembre por el Gobierno francés pierde fuerza. El frente sindical sigue dividido y tiene cada vez más dificultades para sacar a la gente a la calle. Mientras, el Ejecutivo ha pasado página y ha abierto esta semana la primera ronda de contactos con los sindicatos para acometer la modificación del sistema de formación y de las prestaciones por desempleo.

Dos centrales, la CGT y Solidaires, habían convocado para este jueves una nueva jornada de movilización en contra de la reforma, la tercera en un mes. Sin embargo, el número de manifestantes ha sido notablemente inferior tanto en París como en las principales capitales de provincia que se sumaron al llamamiento.

El pasado 12 de septiembre, desfilaron 223.000 personas en todo el país; el 21 de septiembre lo hicieron 132.000. En la capital, la policía contabilizó este jueves 5.500 manifestantes, 25.000 según los sindicatos.

“Estamos decididos a ir hasta el final. Es una jornada más y no será la última”, declaró no obstante el secretario general de la CGT, Philippe Martínez, en la cabecera de la manifestación de Marsella.

División sindical

Los sindicatos comparten el diagnóstico de que algunas de las medidas contempladas en la nueva ley deterioran los derechos de los trabajadores, pero no se ponen de acuerdo sobre el modo de actuar y muchos piensan que convendría orientar la protesta hacia el nuevo tramo de reformas que prepara el Ejecutivo con el objetivo de aprobarlas el próximo abril.

La desunión sindical ha permitido al Gobierno sortear las resistencias a la reforma que el presidente Emmanuel Macron había prometido durante la campaña electoral. Antes del verano se lanzó una fase de concertación con los agentes sociales para cumplir con el calendario anunciado y tener listas en el mes de septiembre las llamadas ordenanzas, es decir los decretos ministeriales que permiten aprobar una ley con el visto bueno previo del Parlamento pero sin someterla a debate para acelerar el procedimiento legislativo.

El diario oficial publicó el 23 de septiembre las cinco ordenanzas que modifican el actual código laboral francés con los que, entre otras cosas, se facilita el despido, se limitan las indemnizaciones y se resta poder a los sindicatos en la negociación de las condiciones laborales. “Es la muerte del sindicalismo en las empresas. No habrá cortafuegos sobre la jornada laboral porque la negociación no será sectorial”, se lamentaba un manifestante.

Una ley en vigor

El primer ministro, Edouard Philippe, ha recordado este jueves a los sindicatos que “las ordenanzas están firmadas, publicadas y en vigor”. El 24 de octubre está prevista una nueva movilización en la que los convocantes esperan lograr una mayor unidad.