Los manifestantes de Sudán que protestan por la situación política y económica en el país se resisten a poner fin a la movilización y a los intentos de abortarla por parte de las autoridades mientras la junta militar que actualmente ostenta el poder no lo ceda a un Gobierno civil que juzgue los abusos del depuesto presidente Omar al Bashir. El Ejército intentó en vano poner fin a la acampada que alrededor de 5.000 personas mantienen ante la sede del Ministerio de Defensa, en Jartum, para hacer presión y que se reconozcan sus reivindicaciones.

Las tropas rodearon tres cuartas partes de la sentada y se desplazaron tractores que se disponían a eliminar las barreras de piedra y metal ante las que se parapetaban los manifestantes, que se unieron y formaron anillos alrededor del área de la sentada para proteger el espacio. Los jóvenes protestaban con cánticos y proclamas como «Libertad, libertad» y «Revolución, revolución», al tiempo que apelaban al Ejército para que se una a su causa. La sentada alrededor del recinto comenzó el pasado 6 de abril, tras más de tres meses de protestas impulsadas por la Asociación de Profesionales Sudaneses.

TRANSICIÓN

El jueves, el Ejército de Sudán anunció que había detenido a Bashir después de tres décadas en el poder y que estaba estableciendo un consejo militar de transición para dirigir el país. Desde entonces, el jefe del consejo militar y del poderoso Servicio Nacional de Inteligencia y Seguridad de Sudán han sido reemplazados, ya que los manifestantes han seguido pidiendo un cambio. Ayer, el consejo militar dijo que estaba reestructurando el comando de las fuerzas conjuntas, y nombrando a un nuevo jefe para el Ejército. El embajador del Reino Unido en Sudán, Irfan Siddiq, dijo que se había reunido con el jefe adjunto del consejo militar de transición, Mohamed Hamdan Dagalo, y que había «pedido claridad sobre el paradero del expresidente Bashir y otras figuras del antiguo régimen».