Nadie sabe muy bien si las Brigadas de Abú Hafs al Masri existen o son simplemente uno de los muchos grupos imaginarios que se acogen a la franquicia de Al Qaeda para amenazar desde la red o los medios afines de Londres o Qatar a los infieles. Nadie sabe tampoco qué papel jugaron tales brigadas en el 11-M español, si jugaron alguno.

La ruptura de la tregua de tres meses decretada por Bin Laden ¿debería preocupar a todos los países con tropas en Afganistán, Irak, Arabia Saudí, Filipinas o Malaisia? Los gobiernos deberían tener en cuenta este tipo de bravatas. La irracionalidad del terrorismo islamista, de cualquier terrorismo, impide emitir mensajes tranquilizadores. La amenaza sigue viva y nadie puede ahora garantizar que un loco, un grupo de asesinos dementes y fanáticos, no pueda provocar con medios comunes y fáciles de conseguir una masacre. La experiencia exige ser prudentes.*Periodista.