"Todo por la patria". Junto al nombre de Adolf Hitler y la esvástica nazi estas son las palabras que dan relieve a la que seguramente es la campana más controvertida de Alemania. Coronando la iglesia protestante local del pequeño pueblo de Herxheim am Berg, cerca de Mannheim, este vestigio del pasado más oscuro del país ha centrado la atención mediática después de que este lunes los concejales de la localidad votasen a favor de mantenerla.

Utilizada desde 1934, cuando se instaló como homenaje al dictador nazi, su existencia se dio a conocer hace poco cuando Sigrid Peters, antigua organista de la iglesia, denunció la inscripción que contiene. A pesar de recibir quejas de sus conciudadanos por una reliquia que consideran anacrónica e incluso la oferta de la iglesia protestante local de costear la instalación de una campana nueva, el lunes la junta local aprobó por 10 votos contra tres mantener la llamada "campana de Hitler" como memorial en contra de la violencia y la injusticia y a favor de la reconciliación.

La decisión de la junta local ha molestado a quienes creen que su mantenimiento es una alerta peligrosa. "No puede ser que se bautice a una criatura y que suene una campana con las palabras ‘Todo por la patria’”, denunció Peters el año pasado. Los que se oponen a ese símbolo fascista temen que la decisión pueda dañar la reputación de la iglesia o hacer que se convierta en un lugar de culto y de peregrinación neonazi, como ya pasó en Austria con la casa natal del ‘Führer’. El Consejo Central de Judíos de Alemania también pidió reiteradamente la retirada de la campana.

Alcalde polémico

Pero la campana no es el único tema espinoso que rodea este pequeño pueblo de a penas 733 habitantes. En noviembre del año pasado el antiguo alcalde de Herxheim am Berg, Roland Becker, se vio forzado a dimitir después de citar en una entrevista a una anciana local de 95 años que le dijo que Hitler también sería recordado por “las cosas que consiguió”.

Aunque más tarde intentó distanciarse de ese blanqueamiento del nazismo y se presentó como víctima, Becker optó por dimitir después de que el partido neonazi NPD, tratado de ilegalizar en dos ocasiones, anunciase una manifestación en el pequeño pueblo para pedir el mantenimiento de la “campana de Hitler”. Su sustituto, Georg Welker, tampoco ha estado ausente de polémica, pues fue criticado por asegurar que las víctimas del nazismo fueron “alemanes, no solo judíos”, haciendo una distinción entre ambos.

A pesar de la polémica, el plan del alcalde ha seguido su curso y la controvertida campana seguirá presidiendo esta pequeña iglesia de pueblo. En su polémica decisión, la junto local decidió que, como pidieron los expertos, a partir de ahora la campana será reconocida como memorial e irá acompañada de una placa que explicará la historia manchada de sangre de ese periodo de Alemania.