La crisis que vive la Autoridad Nacional Palestina (ANP) parece estar lejos de cerrarse. En una reunión que tuvo lugar ayer en la Mukata, en Ramala, el primer ministro, Ahmed Qurei (alias Abú Alá ), accedió a continuar por ahora en el cargo ante la insistencia del presidente palestino, Yasir Arafat, pero no retiró formalmente su dimisión como protesta ante la negativa del rais a ceder el poder sobre las fuerzas de seguridad.

Dos declaraciones de dos asistentes a la reunión --que fue tormentosa-- demuestran las grandes diferencias entre Qurei y Arafat. "Arafat rechazó oficialmente la dimisión de Qurei. Por parte de Arafat, el asunto esta cerrado", explicó el asesor del rais , Nabil Abú Rudeine. "El presidente Arafat insiste en rechazar la dimisión. Abú Alá insiste en dimitir. La crisis continúa", declaró el ministro de Negociaciones, Saeb Erekat.

CARGO INTERINO Durante la reunión, Qurei exigió más poder y manifestó a sus ministros que su posición es la de un primer ministro interino. El ministro de Estado, Kadura Fares, dijo que la situación de interinidad se extiende a todo el Gobierno y que Qurei cuenta con 15 días para reconsiderar su postura.

Abú Alá no está solo en sus exigencias a Arafat. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, instó ayer a Arafat a que escuche a su primer ministro. En Gaza, el epicentro de la crisis, el Comité de Seguimiento de los Grupos Palestinos e Islámicos, formado por las facciones palestinas, pidió a Arafat que forme un Gobierno de unidad. Allí, un portavoz de Hamás --sumamente silenciosa en una crisis de la que intenta mantenerse al margen-- declaró que la situación obedece tan sólo a "disputas por intereses personales".

Gaza vivió ayer un día de reuniones maratonianas entre los implicados en la crisis. Los milicianos armados de cada bando refuerzan la protección de sus sedes y hacen notar su presencia en las calles. La población se mantienen a la expectativa.

Mientras, el endémico conflicto en la frontera entre Líbano e Israel se cobró ayer la vida de dos soldados israelís y de un guerrillero de Hizbulá. Los dos soldados fueron abatidos por francotiradores, según fuentes militares. Israel respondió bombardeando un puesto de la milicia shií por aire y tierra.