"Sobre esta cabeza hecha y llena de basura, las Pussy Riot cantan y bailan. Juntos, hagamos aquí nuestra revolución sobre esta cabeza monumento-destrucción". Un montón de barriles de desechos tóxicos y radiactivos, peces muertos, y armas apiladas se integraron en el cartel con el grupo punk feminista ruso convocó en Sao Paulo a cantar, bailar y repudiar el Gobierno de ultraderecha brasileño. La banda se presentó en el marco del Festival Sin Censura que en los hechos recibe a la recientemente designada secretaria de Cultura, Regina Duarte. "Si leo correctamente, él (Bolsonaro) dice que es mejor que alguien esté muerto que gay. Esto es muy similar al pensamiento de (Vladimir) Putin", dijo a la prensa paulista Maria "Masha" Alyokhina, una de las integrantes del colectivo. Ella presentó en esa ciudad la edición brasileña de "Días de agitación", el libro en el que relata su experiencia en la cárcel rusa en 2012 como consecuencia de una protesta contra Putin en una iglesia ortodoxa.

"Bolsonaro y Putin comparten esa manera paternalista de hablar sobre el país, las personas. Ambos se comportan como si fueran un superpadre que va a salvar y proteger el país", dijo. Las comparaciones no terminan allí. "Son sexistas, siempre hacen bromas sexistas con las mujeres". En ese sentido remarcó la gravedad de lo que sucede en Eusia. "Somos el único país de Europa que no tiene una ley sobre la violencia contra las mujeres. Ahora, hay una ola de luchas por esta causa. Y la reacción del Gobierno es terrible, incluso para nuestros estándares". Algo más une a Bolsonaro y Putin a los ojos de Alyokhina: tienen un roigen militar. "Ambos creen que tienen la misión de construir una gran nación, que, de hecho, es una gran nación fascista". En Rusia este problema se ha agudizado. "Aquí, tal vez, está comenzando".

Alyokhina aseguró sentirse orgullosa de participar en ese festival contra la censura en momentos que las prohibiciones artísticas han encendido las alarmas en el gigante sudamericano. Para la integrante de las Pussy Riot los problemas de Brasil son en un plano semejantes a los que atraviesan en Rusia. La censura, sostuvo, "es uno de los principales problemas (...) Es importante que nos unamos y colaboremos con aquello que defendemos". También encuentra peligrosas analogías con los Estados Unidos bajo Donald Trump.

Sao Paulo, el centro de la intolerancia

La activista descree de la prédica de Bolsonaro en defensa de la familia. "No se trata de valores, es hipocresía. Su ejemplo de vida es (Donald) Trump (presidente de EEUU), entonces es predecible. No sorprende y no es nada interesante".

La presentación de las Pussy Riot en Sao Paulo encuentra a la principal ciudad brasileña inmersa en un debate relacionado con los desbordes de intolerancia. Brasil es el país con más asesinatos de travestis y transexuales, 124 casos registrados durante 2018, según un reciente informe de una asociación de esta comunidad (Antra). Sao Paulo es el estado donde tuvieron lugar 21 de esos crímenes. Uno de ellos fue el de Larissa Rodrigues da Silva, una transexual de 21 años, a quien golpearon hasta matarla en Alameda dos Tacaúnas, en el barrio de Saúde, la Zona Sur de la megalópolis. De acuerdo con Antra, en el 80% de los episodios se constataron signos de crueldad.

"Esto es un reflejo de la persecución de sectores conservadores del Estado frente a las agendas pro LGBTI y la campaña de odio contra lo que ellos llaman 'ideología de género', que es un claro ataque contra las personas trans", señaló la institución.

Linn da Quebrada, la actriz, cantante y compositora, hizo referencia a este drama antes de presentar sobre el escenario a las Pussy Riot. Da Quebrada es una conocida activista por los derechos civiles de la comunidad LGBT y la población negra.