El presidente ruso, Vladimir Putin, fue ayer el primer líder ruso en participar en el aniversario del desembarco aliado, un hecho que la URSS siempre había considerado que tuvo una importancia secundaria en la victoria aliada. "En el 60º aniversario del desembarco, les transmito la enorme y sincera gratitud de todo el pueblo ruso por su histórica hazaña", afirmó Putin en un comunicado difundido por el Kremlin.

El mandatario ruso afirmó que el desembarco en Francia, conocido en Rusia como la apertura del "segundo frente", fue "una importante aportación a la victoria común". "Ustedes, junto a los soldados del Ejército Rojo, cumplieron con su deber hasta el final, derrotaron al agresor, devolvieron a los pueblos de Europa la paz y la libertad", indicó. La presencia de Putin y sus palabras suponen que el Kremlin desea cambiar la idea que los rusos tienen de la segunda guerra mundial.

De acuerdo a la historiografía soviética, el desembarco en Normandía tuvo una importancia secundaria, porque se produjo cuando las tropas rusas ya habían decidido el resultado de la guerra. Nueve millones de soldados del Ejército Rojo perecieron en la segunda guerra mundial, el triple que los del resto de aliados.

Josef Stalin presionó para que los aliados abrieran el segundo frente desde diciembre de 1943. De ahí que para los soviéticos, el desembarco fue "demasiado tarde". La presencia de Putin en Normandía coincidió con la publicación de un testimonio de Gueorgui Zhukov, comandante de las tropas soviéticas en la contienda. "Nuestros historiadores aseguran que los aliados nunca nos ayudaron. Pero los norteamericanos nos suministraron material sin el que (...) no podríamos haber continuado la guerra".