Reparto territorial a la vieja usanza. Rusia y Turquía, las nuevas potencias emergentes en el norte de Siria tras la retirada de EEUU, han acordado este martes en Sochi, a orillas del mar Negro, un detallado y salomónico plan de seguridad y despliegue de ejércitos que podrá fin a la campaña militar turca en el vecino país y que intenta saciar las aspiraciones, tanto de Moscú como de Ankara, en el maltrecho país árabe.

Tras seis horas de reunión entre Vladímir Putin y Recep Tayyip Erdogan en el balneario ruso, ambas partes acordaron que fuerzas sirias y rusas se desplegarían a lo largo de toda la frontera norte turcosiria, un lugar del cual el régimen de Bashar al Asad estaba ausentes desde prácticamente el inicio de la guerra civil en Siria.

Así las cosas, Moscú logra materializar algo que parecía imposible hacía tan solo una semana: que su aliado en Damasco, sin disparar un solo tiro, recupere el control sobre la amplia franja del territorio nacional en manos kurdas. Quedan aún, eso sí, bolsas de grupos rebeldes y extremistas en el noroeste, que no suponen ninguna amenaza existencial para el régimen sirio.

Los kurdos, obligados a retirarse

Turquía, por su parte, consigue la garantía de que las milicias kurdosirias, a las que Ankara considera como "terroristas" por su connivencia con grupos armados kurdos que actúan en el territorio vecino bajo soberanía turca, se retirarán a una distancia de 30 kilómetros del linde fronterizo. Además, Ankara obtiene para sus soldados la potestad de patrullar en una zona de 10 kilómetros en el interior de Siria, consiguiendo sobre el papel uno de sus objetivos cuando inició la campaña militar: una franja de seguridad que, no obstante, será de dimensiones más reducidas que sus pretensiones iniciales, que hablaban de 30 kilómetros.

Para hacer llegar el mensaje a las milicias kurdos, ahora bajo la protección de Rusia y el régimen, de que debían atenerse, sí o sí a las provisiones del pacto entre rusos y turcos, el presidente Putin, no se andó con lindezas diplomáticas. Por boca de su portavoz, Dmitri Peskov, el líder del Kremlin ha advertido de que si no se marchaban de la zona pactada, caerían "bajo la apisonadora del Ejército turco". Además, el vocero no ha querido dejar pasar la ocasión que se le brindaba para arremeter contra la fiabilidad de EEUU como aliado: "Abandonó a los kurdos y de hecho, los traicionó".

Washington, convertido ya en un invitado de piedra en los asuntos sirios, se ha limitado a congratularse por el fin de las hostilidades y del consiguiente derramamiento de sangre. En un tuit, el presidente Donald Trump ha hablado de un "gran éxito en la frontera entre Turquía y Siria" tras la creación de una "franja de seguridad".

Big success on the Turkey/Syria Border. Safe Zone created! Ceasefire has held and combat missions have ended. Kurds are safe and have worked very nicely with us. Captured ISIS prisoners secured. I will be making a statement at 11:00 A.M. from the White House. Thank you! Donald J. Trump (@realDonaldTrump) October 23, 2019