Las papeletas para votar ofrecían una tipología física del voto compleja y distinta en cada condado, ya que ayer, además de elegir presidente, se renovaba un tercio del Senado, la totalidad de la Cámara de Representantes y se celebraban distintos referendos. La lista era interminable y confería a este tipo de elecciones una gran complejidad.

Algunos de los 3.086 condados se decidieron por las papeletas tradicionales, y otros por las que se perforan o las pantallas táctiles. En la mayor parte de condados, las papeletas se hicieron en español y en inglés, y todos los electores inscritos recibieron una copia en sus domicilios desde una semana antes del escrutinio, así como información para votar. En Ohio, todavía se utilizaron ayer las antiguas máquinas de perforar que estuvieron en el origen del fiasco de Florida en las pasadas elecciones.

"No todo el mundo tiene las mismas habilidades", explicaba a este diario Catalina, una voluntaria en un colegio electoral de Fairfax, en Virginia, mientras ayudaba a votar a una mujer inválida.

Un número para la fila

En el caso concreto de Fairfax, los votantes llegaban al colegio electoral con la notificación del voto. Una vez en la cola, una asistente introducía su nombre en una tablilla electrónica -- la Electronic Poll Book-- y, tras confirmar que era efectivamente el lugar para emitir el voto, le entregaba un número para colocarse en la fila.

Cuando le llegaba el turno, otro voluntario le identificaba. La mayor parte de ciudadanos se identifican en EEUU con el carnet de conducir. Una vez identificados, les entregaban un papel azul que les autorizaba a votar ante una pantalla negra --WinVote--. Después, muchos electores se colocaban orgullosos una pegatina en su solapa en la que se podía leer "I voted voté".

Al cierre de las urnas electrónicas, el responsable del puesto electoral certificaba en cuestión de segundos el resultado final y los enviaba al consejo central electoral del condado por correo electrónico.