A sólo seis días del traspaso de soberanía en Irak, la insurgencia iraquí vinculada a Al Qaeda hizo ayer una gran demostración de fuerza frente a las tropas de EEUU y a los cuerpos policiales iraquís. Una osada operación coordinada de atentados suicida y ataques en Bagdad y cuatro localidades de mayoría suní (Mosul, Faluya, Ramadi y Baquba), reivindicada por el jordano Abú Musab al Zarqaui, líder de Al Qaeda en Irak, causó casi un centenar de muertos y 350 heridos. Lo más preocupante para el Ejecutivo interino es que, por vez primera, activistas de Al Qaeda ocuparon durante horas barrios enteros y se enzarzaron en combates con soldados estadounidenses.

EEUU no quiso minimizar la gravedad de los incidentes que se vivieron durante la jornada de ayer en Irak. "La simultaneidad de los ataques lanzados en cuatro ciudades de Irak refleja un intento deliberado de hacer descarrilar la transferencia de autoridad", declaró un responsable militar norteamericano.

Tres de los muertos son soldados de EEUU, aunque la peor parte de la ola de violencia de ayer se la llevaron los cuerpos de seguridad iraquís, con los que el primer ministro Iyad Alaui, piensa hacer frente a la insurgencia. Lejos de amedrentarse, Alaui acusó a Zarqaui de ser "un cobarde" por golpear a los iraquís.

EL LUGAR MAS CASTIGADO En Mosul, cinco vehículos bomba fueron aparcados junto a sedes policiales e hicieron explosión en menos de dos horas. Según el Ministerio de Sanidad iraquí, al menos 44 personas murieron. La policía iraquí bloqueó las principales calles y la televisión de Mosul pidió a los habitantes que no salieran de casa. Las autoridades de la ciudad impusieron un alto el fuego, de la puesta de sol al amanecer.

Los pocos testimonios procedentes de Mosul relataron que fuerzas de seguridad iraquís se encontraban "conmocionadas". El capitán Ibrahim Bari explicó cómo el primer atentado, realizado por un kamikaze, devastó un barrio.

Algunos civiles no ocultaron su ira contra los "combatientes extranjeros". "Es la primera vez que vivimos un horror semejante, y estoy seguro de que los responsables del ataque no son originarios de la ciudad ni de Irak", explicó un vecino, Abdel Latif Choukargi, a Reuters.

INCURSION EN BAQUBA Baquba, 60 kilómetros al noroeste de Bagdad, vivió los incidentes más inquietantes para el Gobierno iraquí y las fuerzas estadounidenses. Entre 40 y 60 combatientes, divididos en tres grupos y vestidos de negro, algunos de ellos asegurando actuar en nombre de Zarqaui, atacaron, al despuntar el día, un cuartel de la policía y otros edificios gubernamentales. Según el Gobierno, 13 personas murieron en Baquba y otras 15 fueron heridas. Se trata de la primera ocasión en que activistas de Al Qaeda en Irak se muestran en terreno abierto.

Muchos de los combatientes llevaban en la cabeza una cinta con el nombre del grupo islamista al que pertenecían: Jamat al Tawhid wal Jihad (Batallones para la Unificación y la Guerra Santa) y repartieron panfletos en los que exigían a la población civil que se abstuvieran de "colaborar" con los ocupantes estadounidenses. "La carne humana de los colaboradores es más sabrosa que la de los estadounidenses", podía leerse en el texto de los insurgentes.

TREGUA AMENAZADA En Faluya, los mandos militares de la Brigada de Faluya, cuerpo policial encargado de patrullar en la ciudad después de que los marines levantaran el asedio el mes pasado, intentaron subrayar que el alto el fuego vigente desde abril no se había roto. "Ha sido sólo un malentendido", clamó el general Mohamed Abdelatif, al frente de la Brigada de Faluya.

"Un grupo armado que no es originario de Faluya ha atacado a los marines al este de la ciudad, y las fuerzas norteamericanas han creído que se trataba de combatientes locales", declaró el general. La ola de violencia de ayer en Irak se completó con un atentado en el barrio de Al Dura, cuando un suicida cargado con una maleta de explosivos se lanzó contra un puesto de control mixto iraquí-estadounidense, causando la muerte a cuatro iraquís.