“Capturaron al Chino.Capturaron al Chino”. El rumor corrió como si fuera una brisa módicamente reparadora. Pero la policía había llegado tarde. El Chino, como le llaman a Diego Loscalzo, ganó la efímera notoriedad que tienen los feminicidas en Argentina por ser el hombre que asesinó a su esposa y a cuatro de sus familiares. El crimen atroz tuvo esta vez lugar en la localidad de Hurlingham, a unos 40 minutos de la ciudad de Buenos Aires. Loscalzo fue apresado en la ciudad de Córdoba después de huir de Hurlingham y dejar estupefacto al barrio que lo conocía y que, dicen ahora los testimonios, nunca habrían imaginado que pudiera hacer lo que hizo.

Loscalzo, de 38 años, trabajaba en el ferrocarril. Mató en la noche del domingo a su pareja, la policía bonaerense Romina Maguna tras quitarle sorpresivamente su arma reglamentaria. Después hizo lo mismo con su hermana, Vanesa Gisela Maguna, el hermano, José Eduardo Maguna, la suegra, Juana Paiva, y uno de sus cuñados, Darío Daniel Díaz. Las autoridades dicen que, si se cuenta un bebé por nacer, las víctimas fatales serían seis.

UN INFIERNO

Todo comenzó con una discusión que luego dio paso a los golpes propinados por el asesino. Y, de inmediato, los cuatro balazos. Vanesa y su pareja, que vivían en la planta alta de la casa, escucharon los disparos y descendieron desesperados las escaleras. Ella fue interceptada por siete proyectiles. Luego, baleó a Cinthia López, la vecina que también intentó defender a Romina y que ha podido contar el infierno que vio. Díaz, que también estaba en la escena, falleció cuando lo trasladaban al hospital.

José Eduardo Maguna intentó ir detrás del feminicida. Lo persiguió en su Renault 19. Loscalzo lo esperó agazapado en una esquina desde donde le disparó tres veces. Dentro del automóvil estaban Juana Paiva, la madre de Romina, Mónica, cuñada de Romina y embarazada de 34 semanas, y una niña, de 12 años.

CIFRAS ESTREMECEDORAS

Marcelo Ochoa salvó milagrosamente su vida. Todavía no puede entender por qué Loscalzo se abstuvo de hacer con él lo mismo que con los otros. Había oído el ruido de las armas cuando comenzaron a golpear con fuerza la puerta de su casa. Al abrir se encontró con Uriel, su vecino de 11 años, que le dijo lacónicamente: “Ayuda, el Chino mató a mi mamá”. Uriel llamaba “papá” a la pareja de su madre. “Por favor, papá, no me mates”, le rogó. No hubo piedad en Loscalzo: había decidido ir a por otros. “Prefiero andar con locos que con falsos”, son las últimas palabras que escribió en su cuenta de Facebook.

Cada feminicidio sobresalta a este país que en octubre pasado se movilizó por la consigna 'Ni una menos'. Entre el 2008 y el 2015 se registró un aumento del 78% de los feminicidios. La estadística asusta: se conoce un caso cada 30 horas.