Un día más, las ciudades shiís de Kerbala y Nayaf concentraron el grueso de los enfrentamientos armados de ayer en Irak. A pesar de que la intención del Ejército de EEUU es evitar ser atraído a las proximidades de los lugares santos por temor a un estallido de cólera generalizado entre la comunidad shií, intensos tiroteos podían oírse ayer a tan sólo unos centenares de metros de la mezquita del imán Husein, nieto del profeta Mahoma, en Kerbala. En Nayaf, combatientes radicales shiís asaltaron la comisaría de policía y capturaron a un oficial.

Tras un breve periodo de calma, violentos combates estallaron en Kerbala el miércoles, en los que, según fuentes militares de EEUU, una veintena de milicianos perecieron en la lucha. Un corresponsal de la agencia Reuters aseguró que milicianos shíís habían atacado con lanzagranadas un tanque Abrams M-1.

ACTITUD DESAFIANTE En la confusión de la batalla, las cifras bailan según las fuentes. El principal centro hospitalario de Kerbala declaró haber recibido 15 cadáveres, la mayoría de ellos civiles. El Ejército del Mehdi, la milicia del cabecilla radical shií, Moktada al Sadr, aseguró estar preparado para afrontar una larga batalla por el control de Kerbala y asegura que cuenta con cientos de hombres armados con morteros y lanzagranadas.

La coalición ocupante pretende devolver el orden a la ciudad de Nayaf con una nueva administración y nuevos mandos policiales. Pero el asalto a la comisaría de policía, el miércoles por la noche, y la captura del jefe adjunto de policía demuestran que los milicianos no están dispuestos a deponer las armas.

Según los testigos, los combatientes cerraron los accesos a la comisaría, se apropiaron de decenas de rifles y de varios vehículos, y capturaron al jefe adjunto de policía, el general Hasán Lilu, al que amenazaron con un lanzagranadas.

Moktada al Sadr mantiene, al menos en sus declaraciones públicas, su actitud de desafío. En una conferencia de prensa concedida el miércoles, Sadr aseguró que su deseo era "morir como un mártir". La coalición ocupante exige a Sadr que desarme a su milicia a cambio de suspender las acciones judiciales contra él por su supuesta vinculación con el asesinato de un clérigo shií rival, hace un año.

NUEVA EMBOSCADA Además, un marine estadounidense murió ayer en una emboscada en la provincia de Anbar, en el oeste de Irak. En Faluya, otros cuatro soldados resultaron heridos al hacer explosión una bomba colocada en el arcén de una carretera al paso de su patrulla, según informó un portavoz militar.