Un relajado Mariano Rajoy exigió ayer al nuevo presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que empiece "a vivir de sus realizaciones y no de la crítica al Partido Popular", puesto que para el óptimo gobierno no bastan el "talante" y la "buena educación".

Rajoy lanzó este primer mensaje como líder de la oposición en el Hotel Princesa Sofía de Barcelona, ante un millar de entusiastas militantes. De aquí arranca una gira por todas las comunidades autónomas con el objetivo de impulsar el partido tras la derrota electoral.

GOBIERNO "INESTABLE" Además de un rostro relajado, el secretario general del PP se trajo a Barcelona un saco de fina ironía gallega con la que salpimentó abundantemente su discurso. Fueron incontables las veces en que Rajoy se refirió de forma sarcástica a la voluntad de diálogo y a ese cambio de "talante" que Zapatero ha convertido en bandera de la nueva etapa política. Con cierto retintín, Rajoy aventuró que Zapatero no va a tener otro remedio que parlamentar, porque con 164 diputados y sin un pacto de gobierno "o dialoga o puede tener problemas".

Talante por aquí, talante por allá: "Personas con buen talante, humildes, moderadas, simpáticas y cariñosas hay muchas en muchos lugares, pero --remachó el líder conservador-- sería bueno que se fijase el criterio sobre los temas que preocupan a los españoles". Auguró un Ejecutivo "inestable" que generará "incertidumbre y desconfianza".

FIJACION DE CRITERIOS Con el aplauso de la concurrencia a cada socarronería, el líder de la oposición prometió apuntarse al diálogo --"no me cuesta nada; es lo que he hecho toda mi vida", dijo-- y acudir adonde se le llame. Pero advirtió: "Me gustaría que, en justa reciprocidad, aquellos que van a definir lo que es el buen talante no me tiren un adoquín cuando me salga del guión". En este punto, Rajoy arrancó una salva de aplausos entre el público.

La actitud dialogante, agregó, es compatible con la fijación de criterios "sobre temas fundamentales". Ahora, dijo, "ya no vale echarle la culpa a nadie".

PREGUNTAS SIN RESPUESTA Para Rajoy, ésas fueron las dos conclusiones extraíbles del discurso de investidura: el tan traído y llevado "buen talante" y la ausencia de un programa de gobierno. El dirigente popular apremió al nuevo presidente a que defina cuál será su canon económico, sus directrices en política europea o su postura respecto a los estatutos y la financiación autonómica. El del jueves fue, a su juicio, "el debate de las preguntas sin respuesta".

Acompañado por el presidente del PP en Cataluña, Josep Piqué, y por Dolors Nadal, cabeza de lista por Barcelona, Rajoy prometió ejercer una oposición "exigente" y vigilante para que España no pierda el "peso" y "protagonismo" que tenía en el concierto internacional y para que no se dilapide la "herencia colosal" con que el PSOE acomete la tarea de gobernar (a continuación, desgranó los méritos económicos del PP durante ocho años de gestión: empleo, déficit cero, superávit de la Seguridad Social y bajos tipos de interés).

LA IRONIA DE PIQUE En su intervención, Piqué destacó que el PP ha dejado al PSOE un país "infinitamente mejor" que el que ellos heredaron e ironizó al asegurar que Zapatero ha iniciado una cuenta atrás en la que, dijo, "a partir de mañana ya va a ser presidente un día menos".

Mariano Rajoy tendió la mano a Zapatero en tres cuestiones: la defensa del marco constitucional, la lucha contra el terrorismo y el recetario económico. Y a vueltas con el "talante" y las buenas maneras, acabó su arenga con una moraleja: "No hay mejor forma de decir las cosas que la mejor forma de decir las cosas".