La resistencia iraquí lanzó ayer un ataque con morteros contra un cuartel de la Guardia Nacional iraquí en Bagdad y mató al menos a cuatro policías y causó heridas a más de 80 personas, algunas de ellas de extrema gravedad. Seis proyectiles cayeron dentro del centro policial, situado en Machajda, a 40 kilómetros de Bagdad.

En otra acción armada, también en Bagdad, un civil estadounidense murió y otras siete personas resultaron heridas, entre ellas un soldado norteamericano, en un ataque de morteros y lanzagranadas contra un complejo del Ejército de EEUU. La víctima trabajaba para Kellogg Brown & Root, subsidiaria de Halliburton, que dirigió el vicepresidente Dick Cheney. Esta muerte eleva a 54 los empleados de este gigante de los hidrocarburos fallecidos en Irak. El Ejército de EEUU informó también de la muerte de un soldado en la provincia de Dyala.

En el norte del país, un potente artefacto explosivo estalló junto a un tramo del oleoducto de más de 800 kilómetros de longitud que une los pozos de petróleo de Kirkuk con el puerto de la ciudad turca de Ceyhan, en el Mediterráneo. Los desperfectos obligaron a suspender la exportación de crudo.