Los socialistas franceses navegan con el viento a favor cara a las presidenciales del año 2007, pero aún buscan una buena brújula, necesitan encontrar un capitán y proponer al pasaje una ruta creíble hacia un puerto atractivo. Fran§ois Hollande es lúcido cuando reconoce "que la impopularidad del Gobierno alimente la prosperidad de la oposición no es suficiente", ni una buena idea a medio plazo. De ello se encargan los votantes franceses, grandes amantes del castigo en las urnas, del votar contra algo para cambiarlo y, a la primera ocasión, castigar a los nuevos.

Lionel Jospin lo vivió cruelmente en sus carnes en el 2002. El PS ha sido hasta ahora un partido de tendencias fratricidas. El hecho de que todavía no se vislumbre un cartel electoral lo suficientemente claro (la heroína Ségol¨ne Royal aparte) aumenta los riesgos, pero Hollande parece reconocer que una estrategia de reconquista empieza necesariamente por la reconquista de una estrategia.*Periodista.