El resultado de las elecciones presidenciales polacas no solo decide quién presidirá el país el próximo lustro, sino también cómo será su relación con la Unión Europea, seriamente dañada durante los últimos años; la Comisión Europea entiende que las reformas emprendidas por el Gobierno ultraconservador del PiS no son más que intentos de socavar la separación de poderes y el estado de derecho. Varsovia responde que todas las reformas están dentro del orden constitucional y antepone la soberanía nacional a las normas comunitarias.

El pasado mayo, Bruselas abrió un expediente a Polonia por sus controvertidas reformas del poder judicial. La Comisión considera que el Ejectuvo del PiS pretende acumular todavía más poder institucional, controlar a los jueces y acabar con su independencia. El ultraconservadurismo polaco argumenta, sin embargo, que su intención es salvaguardar el control social sobre un poder históricamente muy politizado. Una reciente encuesta realizada por la Comisión apunta que solo uno de cada tres ciudadanos polacos confía en la independencia de tribunales y jueces. Ello supone una caída de 5 puntos de la confianza de la ciudadanía polaca en su justicia respecto al año pasado e incluso de 16 puntos respecto al 2017. El PiS gobierna el país desde el 2015.

Homofobia estructural

La declaración de las llamadas "zonas libres de ideología LGTBI" desde el 2019 en un centenar de municipios del este y el sur de Polonia las regiones históricamente más conservadoras del país y controladas fundamentalmente por alcaldes del PiS es otro de los motivos que han provocado una llamada de atención de la Unión Europea. A pesar de no tener vinculación legal, la UE considera que esas áreas aumentan la presión sobre las minoría sexuales y contravienen las normas comunitarias de igualdad.

El Parlamento Europeo condenó oficialmente su creación, que está fomentando la salida del país de integrantes de la comunidad gay y trans. Durante la campaña, el candidato oficialista a la presidencia, Andrzej Duda, ha agravado la homofobia y la transfobia estructurales con un discurso abiertamente discriminatorio del colectivo en un intento de conseguir el apoyo de los votantes del partido ultraderechista Confederación. Duda, que es apoyado por el PiS pese a estar obligado constitucionalmente a ser un presidente apartidista, no ha hecho apenas uso de su derecho a veto para frenar las reformas autoritarias.

La elección también marcará además otros asuntos de la política exterior de Polonia, condicionada fundamentalmente por tres elementos: su pertenencia a la OTAN y la posición preferente que Washington da a Varsovia frente al poder militar ruso; la política energética con la que Polonia quiere reducir al máximo su dependencia del gas ruso; y la relación económica del país con el mercado común de la UE, con la pretensión del actual gobierno de abrirse a otros poderes económicos ascendentes como China como telón de fondo. Mientras Duda mira más hacia Washington y Budapest, Trzaskowski lo hace más hacia Bruselas, París y Berlín.