La hospitalización del presidente del Tribunal Supremo de EEUU, William Rehnquist, de 78 años, operado el sábado de cáncer de tiroides, desató ayer una oleada de especulaciones sobre su posible sustitución por el juez que elija el presidente que salga de las urnas el 2-N. Clarence Thomas, que forma parte del trío ultraconservador de la más alta magistratura, sonaba ayer como candidato a presidente del Supremo en caso de que gane George Bush.

Thomas, que es negro y tiene sólo 56 años, es el juez más joven del Supremo y fue nombrado por el presidente Bush padre en 1991. Su entrada en el tribunal se produjo en medio de un gran escándalo, por la denuncia de acoso sexual vertida contra él por la catedrática Anita Hill.

El futuro presidente de EEUU deberá hacer frente a una profunda reestructuración del alto Tribunal, árbitro final de las normas que rigen la vida de los estadounidenses y que decide en último término sobre el matrimonio gay, la pena de muerte y el derecho al aborto, por ejemplo. Esto es debido, sobre todo, a la avanzada edad de los miembros (78 años de media) y a su precaria salud. En los últimos 11 años no se ha producido ninguna vacante entre los nueve jueces que forman la más alta magistratura de EEUU.

Desde hace meses, un creciente coro de voces liberales advierten de los estragos que causaría en el Supremo un segundo mandato de Bush. "El aborto podría ser ilegalizado en la mayoría de los estados; los gays encarcelados por hacer el amor en sus casas; los estados se convertirían en miniteocracias regidas por el cristianismo, que emplean el dinero de los impuestos para propagar el Evangelio; la Constitución podría dejar de proteger el derecho de los presos a no ser maltratados por sus guardianes; desaparecería la protección del medio ambiente", advirtió recientemente The New York Times en un artículo de Adam Cohen titulado Cómo sería EEUU si George Bush eligiese el Tribunal Supremo .

El presidente, que llegó a la Casa Blanca gracias a la actual mayoría conservadora del Supremo --que en el 2000 le dio la victoria en Florida por cinco votos contra cuatro-- se ha guardado mucho de revelar qué jueces nombraría. "No serán activistas", se limitó a decir Bush en el segundo debate. Pero no ha ocultado que el modelo al que se ajustarían sus nombramientos lo constituyen el juez Thomas y también Antonin Scalia, los más radicalmente conservadores del actual tribunal.

DEFENSA DEL ABORTO El senador demócrata optaría, en cambio, por jueces comprometidos con la defensa del aborto y de los derechos civiles. También apoyaría a magistrados que rechazan la pena capital, a la que se opone, a diferencia de Bush. La misma diferencia les separa cuando se trata del aborto. Bush lo rechaza --salvo en caso de violación, incesto o cuando está en peligro la vida de la madre-- y previsiblemente nombraría nuevos jueces del Supremo decididos a derogar la histórica sentencia de 1973, conocida como Roe versus Wade , que lo autorizó. En cambio, Kerry respalda el derecho a elegir la terminación del embarazo.

ENMIENDA CONSTITUCIONAL Un curioso punto de acuerdo entre los dos rivales es el rechazo al matrimonio gay, aunque con matices. Mientras el presidente desea que se apruebe una enmienda constitucional para excluirlo, definiendo el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer, el demócrata considera que no hace falta tal enmienda, pues son los estados quienes deben decidir si reconocen este tipo de matrimonios.

Esta cuestión ha hecho tanto ruido en esta campaña electoral que figura en las papeletas de 11 estados, cuyos votantes podrán decidir el 2-N, en referendo, si prohíben o no el matrimonio entre homosexuales. El presidente mantenía en el 2000 la posición que ahora sostiene Kerry, pero decidió apoyar una enmienda constitucional para satisfacer a la Coalición Cristiana, la mayor organización conservadora del país.