Al menos nueve iraquís murieron ayer y otros 68 resultaron heridos tras la explosión de un coche bomba en una base del Cuerpo de Defensa Civil Iraquí en Taji, cerca de Bagdad. El atentado, reivindicado por Al Qaeda, se suma al del sábado en Musayeb, en el que 13 policías iraquís murieron. En Al Tuz, murieron otras dos personas. A estos 24 muertos hay que sumar los que dejaron acciones aisladas, con lo que la cifra global es de al menos 38 en un fin de semana.

La empresa de seguridad privada Blackwater informó de que los cuatro hombres asesinados el sábado en Bagdad eran dos estadounidenses y dos polacos. El Reino Unido confirmó la muerte, el sábado en Mosul, de un británico.

Mientras EEUU liberaba a 335 presos de la cárcel de Abú Graib, el ministro de Justicia iraquí, Malek Dohane al Hasan, anunció que el Gobierno restablecerá la pena de muerte, con lo que Sadam podría ser ejecutado. Y en Nueva York, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió para ultimar la resolución de Irak.