Xi Jinping, presidente chino, paseó su flamante Hongqi por Papúa Nueva Guinea, Filipinas y Brunei. La reciente gira asiática certifica la segunda juventud de la icónica limusina maoísta que languidecía tras la apertura económica. El vehículo es un acorazado de siete metros que hubo de ser cargado en un Boeing 747 de Air China. Los esfuerzos subrayaron el mensaje: urge potenciar la tecnología nacional en tiempos de fragorosa guerra comercial con Estados Unidos.

El Hongqi o bandera roja, construido por la marca FAW, nació en 1958 con tecnología prestada de la Unión Soviética y pronto se erigió en el vehículo oficial de los altos cargos chinos y escasísimos mandatarios extranjeros de visita. A bordo de un Hongqi pasaba revista Mao a los guardias rojos durante la Revolución Cultural y fue recibido Richard Nixon en su visita a Pekín en 1972. Hay pocos episodios históricos en China del siglo pasado donde falte un Hongqi. Sirvió durante décadas a Mao y Deng Xiaoping, el gran y pequeño timonel. Su sucesor, Jiang Zemin, había entrado de ingeniero en FAW y seis años después fue elegido director general.

Pero ese armatoste de aire soviético chirriaba en la nueva China. El Gobierno compró berlinas occidentales más refinadas y el Hongqi se convirtió en fósil para coleccionistas. Hasta que Xi mandó parar en un discurso del 2012 ordenando a los líderes que regresaran a la tecnología nacional. «No luce muy bien que nos vean sentados en coches extranjeros», razonó. Fue paradójico durante muchos años, ciertamente, aquel océano de Audis negros oficiales en la plaza de Tiananmén mientras desde el Gran Palacio del Pueblo se anunciaba el renacimiento de China. También los presidentes extranjeros son recibidos desde entonces en el aeropuerto de Pekín con un Hongqi.

Los esfuerzos de Pekín para reflotarlo no han sido escasos ni tibios. El año pasado ordenó a la banca estatal que abriera a FAW una línea de crédito de un billón de yuanes (128.000 millones de euros) para lo que necesitara. La marca anunció poco después el fichaje de Giles Taylor, exdirector de diseño de Rolls Royce. Baidu, uno de los gigantes tecnológicos, ya trabaja en modelos sin conductor.

Hongqi planea aumentar su producción anual en 100.000 vehículos hasta el 2020 y 300.000 hasta el 2025. En el horizonte está la exportación y su desfile en la reciente gira presidencial sirvió de escaparate. Los entrañables Hongqi ya no miran por el retrovisor.