Gracias, Enrico Letta, quedas despedido y ahora vamos hacia una "nueva fase", un "cambio radical". Más o menos así se puede resumir la decisión tomada este jueves por el progresista Partido Democrático (PD), primer accionista del actual Ejecutivo de coalición, de cambiar el actual primer ministro. Sin pasar por unas elecciones, sino colocando a Matteo Renzi, de 39 años y alcalde de Florencia, en Palazzo Chigi, la Moncloa de Italia, y vislumbrando una duración hasta el 2018, caducidad natural de la legislatura. Para realizar en estos años "aquellas reformas que nunca se han hecho", según ha dicho Renzi, que en diciembre fue elegido en unas primarias con el 68% de los votos.

Letta no ha participado en la reunión "para que se pueda discutir con mayor serenidad", ha dicho, pero a media tarde ha anulado una visita oficial que debía realizar a Londres a final de mes. De acuerdo con lo que ha trascendido de Presidencia, esta noche Letta tiene intención de presentar su dimisión formal y ya el próximo lunes Renzi anunciará la composición de su Ejecutivo, aunque el presidente de la República, Giorgio Napolitano, podría tomarse un tiempo para consultar a las fuerzas políticas y, teóricamente, emplazar el Ejecutivo al Parlamento para verificar si cuenta o no con una mayoría.

Pacto con Berlusconi

Las minorías conservadoras del Nuevo Centro Derecha y Opción Cívica, que junto con los progresistas apoyaban al Gobierno de Letta, seguirán formando parte de la mayoría como hasta hoy, lo que evidencia que Renzi ya había pactado con ellos el cambio de caballo en la presidencia. Por otra parte, el mismo Renzi ya había acordado la elaboración de una nueva ley electoral con Silvio Berlusconi, que representa la oposición.

"Hay que abrir una fase nueva, con un Gobierno nuevo, para salir del pantano" en el que se encuentra Italia desde hace 20 años, ha dicho Renzi en la dirección progresista. Ha añadido que el PD "ofrece su disponibilidad para un cambio radical".