El presidente Paul Kagame será con toda probabilidad reelegido este viernes para un tercer mandato en las elecciones que se celebran hoy en Ruanda, que ha experimentado un desarrollo económico y social sin precedentes en África desde el genocidio de 1994. Los sondeos previos a la votación le otorgan un 95% de los votos, que los analistas atribuyen a la satisfacción ciudadana por el clima de paz y prosperidad implantado en el país, que ve en Kagame un freno a la rivalidad étnica que propició aquella tragedia. Por contra, organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional atribuyen este apoyo casi unánime al "clima de terror" generado durante años de represión.

Los otros dos aspirantes, Frank Habineza, líder del Partido Verde Democrático de Ruanda (DGPR), y el experiodista y candidato independiente Phillippe Mpayimana, parten con nulas posibilidades de victoria. La campaña, además, ha estado marcada por la desigualdad: mientras Kagame, líder del Frente Patriótico de Ruanda (FPR), ha dispuesto de todos los recursos del Estado, inundando los medios de propaganda, Habineza se vio obligado a hipotecarse para afrontar los gastos de la carrera electoral.

La gran baza del favorito es la estabilidad política y el desarrollo económico y social conseguido por Ruanda, que ha elevado su crecimiento hasta el 6,8%. Los expertos suelen decir que si Ruanda fuera una empresa, el valor de sus acciones habría subido un 80% durante la era posgenocidio. El PIB se sitúa actualmente en 8.600 millones de dólares, con una renta per cápita de 724,7 dólares, un 253% más que en el citado año.

Inversión extranjera

El valor de sus exportaciones alcanzó en el 2016 los 1.571 millones de dólares, con una tasa constante de crecimiento en torno al 6% desde el 2013, y la inversión extranjera en los seis primeros meses de este año se ha cifrado en 644 millones. Socialmente, el avance desde la barbarie de 1994 -en la que murieron cerca de un millón de personas en 100 días, entre tutsis y hutus moderados-, también es significativo: la esperanza de vida ha subido de 49 a 64,5 años, el 84,6% de los ciudadanos está cubierto por el seguro médico nacional y la escolarización infantil roza el 98%.

Uno de los secretos de esta prosperidad es la tolerancia cero con la corrupción fomentada por Kagame, que ha presidido Ruanda desde el 2003 gracias a una enmienda constitucional que eliminó la barrera de los mandatos. Sus críticos le reprochan la persecución contra disidentes políticos y ciudadanos de estratos marginales, muchos de los cuales están exiliados o encarcelados, según han denunciado diferentes organismos internacionales.