Las elecciones legislativas y presidenciales celebradas ayer en Rumanía constituían un importante test para el omnipotente Partido Socialdemócrata (PSD), surgido de la nomenclatura excomunista. Unos 18 millones de votantes estaban convocados a las urnas para optar entre el gubernamental PSD y una alianza de formaciones de centroderecha bajo el nombre de Justicia y Verdad.

Los sondeos a pie de urna permitían entrever una ligera ventaja del PSD, que habría obtenido entre el 38,9% y el 40,8% de los votos, mientras que sus adversarios habrían logrado entre el 34% y el 35,4% de los sufragios. A pesar de que los expertos coinciden en que la doble consulta electoral de ayer era una de las más disputadas de todas las celebradas tras ser derribado el régimen comunista en 1989, a las cinco de la tarde habían votado un 43,75% de los censados, una tasa ligeramente inferior a la del 2000.

Los electores debían escoger a los 314 diputados de la Cámara baja del Parlamento y a 137 senadores de la Cámara alta. Paralelamente, los rumanos debían elegir entre 12 candidatos a la presidencia. En el caso de que ninguno de ellos logre la mayoría absoluta, los dos mejor colocados se enfrentarían en una segunda vuelta el 12 de diciembre.

Los nuevos líderes rumanos deberán negociar el ingreso en la Unión Europea.