En medio de la ola de críticas desatada tras el atentado suicida del pasado martes en la base militar de Marez, en Mosul, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, realizó el viernes una visita sorpresa a Irak en un intento de levantar el ánimo de las tropas.

El jefe del Pentágono comenzó precisamente su recorrido en la base donde se produjo el atentado, que costó la vida a un total de 18 estadounidenses (entre ellos 14 soldados), y en el hospital militar donde están ingresados muchos de los militares que resultaron heridos en la explosión. Los más graves, sin embargo, ya habían sido evacuados a otra base en Alemania.

"El objetivo de esta visita es agradecer a los soldados su esfuerzo y desearles una feliz Navidad", declaró Rumsfeld a los pocos periodistas que le acompañaban en el avión. El jefe del Pentágono ha sido acusado de falta de sensibilidad ante los riesgos a que están sometidos sus soldados.

Rumsfeld aterrizó en Irak poco antes del amanecer y, tras la visita a los heridos, se desplazó al cuartel de la Primera Brigada de la 25 División de Infantería, en Mosul, donde se sometió a las preguntas de los soldados. Estos le interrogaron sobre la duración de su estancia en el país de Irak y sobre el incremento del contingente.