Rusia ha adoptado este viernes nuevos gestos de desafío y apoyo de la ofensiva militar de su aliado, el régimen de Bashar el Asad, en la provincia siria de Idleb, horas después de que una treintena de soldados turcos perdieran la vida durante un bombardeo sirio. Moscú ha despachado a aguas del Mediterráneo a dos fragatas y ha culpado al Ejército de Turquía de la escalada militar en el país árabe, que ha provocado un éxodo de cerca de un millón de personas.

En un intento de contener la crisis, los presidentes de Turquía y Rusia, Recep Tayyip Erdogan y Vladímir Putin, han dialogado por teléfono, según ha informado el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.

Los buques concernidos son las fragatas 'Almirante Makarov' y 'Almirante Grigorievich', de 124 metros de eslora y dotados de misiles Kalibr, proyectiles de alta precisión y capaces de alcanzar objetivos en un radio de acción de 2.600 kilómetros. Se unirán a la también fragata 'Almirante Esen', de características similares y operativa en el Mediterráneo oriental desde diciembre pasado, según ha informado Alekséi Rulev, portavoz militar ruso.

En su viaje hacia las costas de Siria, deberán atravesar el estrecho del Bósforo, que pese a hallarse bajo soberanía turca tiene los derechos de navegación regulados por la Convención de Montreux, que garantiza el libre paso de los buques rusos, ya sean militares o civiles, en tiempos de paz. En el 2015, durante otro pico de tensión entre Moscú y Ankara debido al derribo de un avión de combate ruso que había violado el espacio aéreo turco por defensas antiaéreas, un militar ruso apuntó a la ciudad de Estambul con un arma antiaérea, una acción que se interpretaba como una "provocación" rusa por Ankara.

"ENTRE TERRORISTAS"

Paralelamente, Moscú ha culpado a la parte turca de la muerte de una treintena de sus soldados durante un bombardeo, y ha puntualizado que su aviación no es responsable de ello, ya que en ese momento no estaba llevando a cabo operaciones en la zona. "Los militares turcos se encontraban entre unidades combatientes de grupos de terroristas, y han caído bajo el fuego de los soldados sirios", según se afirma en un comunicado emitido por el Ministerio de Defensa. Para Moscú, Turquía está violando los acuerdos a los que ha llegado con Rusia apoyando a las fuerzas rebeldes con artillería y aviones no pilotados.

Una cosa parece clara entre tanta recriminación verbal. Rusia va a apoyar hasta el final los esfuerzos de Damasco de retomar el control de la provincia de Idleb, el último bastión rebelde de siria, controlado por una alianza de fuerzas insurgentes y yihadistas, donde se apiñan millones de desplazados procedentes de otras zonas de Siria que durante diferentes fases de la guerra han huido del avance de las fuerzas progubernamentales.