Rusia ha comenzado a responder a las sanciones decretadas por la Administración de Joe Biden con la expulsión de 10 diplomáticos estadounidenses y la próxima publicación de una lista negra en la que se incluirán los nombres de ocho altos funcionarios de Estados Unidos. Además, ha advertido a Washington que, de continuar la escalada actual, se reducirá la presencia de su personal diplomático en territorio ruso de 450 a 300 individuos, cifra que equivale al número de funcionarios del Estado ruso que trabajan en sus representaciones abiertas en EEUU.

Por su parte, el Kremlin ha recomendado 'vivamente' al embajador norteamericano en Moscú, John Sullivan, que abandone Moscú y regrese a su país "para consultas", una medida inusual, en tanto en cuanto suelen ser los países emisores los que normalmente muestran su disgusto con el Gobierno de un determinado país llamando a consultas a sus representantes allí destacados. Respecto a la batería de sanciones financieras y económicas decretadas por EEUU, que incluyen la prohibición a las instituciones estadounidenses de adquirir bonos de entidades estatales rusas denominados en rublos, Moscú, por el momento, se reserva la respuesta que planteará.

"Actos inamistosos"

Según ha declarado el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, el presidente Vladímir Putin ha dado luz verde a estas medidas "en respuesta a los actos absolutamente inamistosos y gratuitos anunciados por Washington contra Rusia, nuestros ciudadanos, nuestras personas físicas y jurídicas y nuestro sistema financiero".

Pese a la actual crisis diplomática, la posibilidad de que ambos jefes de Estado mantengan un encuentro, tal y como propuso el líder de la Casa Blanca a su homólogo ruso durante la conversación telefónica que mantuvieron esta semana, sigue en pie, según se desprende de las palabras del jefe de la diplomacia rusa. Lavrov ha calificado la iniciativa de "positiva" y ha revelado que su Ministerio ya estudia "diferentes aspectos de la misma". Para la parte rusa, la celebración de cumbres bilaterales con EEUU son un logro en sí mismo ya que constituyen una suerte de confirmación de sus estatus de potencia mundial.