"Si partían a las 12.30 ¿por qué no lo respetan? Mi padre casi ni ha visto a Natalia". Rabiosa se mostraba la hermana pequeña de uno de los 44 militares del Elemento de Apoyo Logístico Nacional (INSE III), mientras veía desde la cafetería del aeropuerto de Zaragoza como, media hora antes de lo previsto, los logísticos partían en un avión comercial de Air Europa con destino a Irak, donde se reunirán con otros 160 que ya están en Diwaniya.

El cambio de hora de este avión, que hizo escala en Almería para recoger a otros legionarios antes de aterrizar siete horas después en Kuwait, también pilló desprevenidos a los altos cargos de la Agrupación de Apoyo Logístico (AALOG 41), con sede en Zaragoza, quienes tampoco pudieron despedirse. "Será para recuperar el tiempo perdido", ironizaba un familiar en alusión al vuelo del 29 de marzo, que se retrasó nueve horas por un pulso mantenido entre José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero.

"Vamos a continuar, en principio cuatro meses, con las funciones de abastecimiento, mantenimiento, transporte y asistencia humanitaria", informó el jefe de la AALOG 41, el coronel, Juan Romero. "No debe haber una preocupación especial, los militares de la Base España se encuentran bien y los voluntarios que parten ahora están preparados", añadió en referencia a los ataques que se están registrando por los extremistas chiís contra la bases españolas en Nayaf y Diwaniya. "En todas las misiones que hemos desarrollado los españoles nos hemos llevado bien con civiles y autoridades", concluyó Romero.

45 minutos antes, precipitados, los militares ultimaban los trámites para embarcar y se despedían de los familiares que habían llegado a tiempo. "Nosotros rechazamos la guerra, pero es nuestro trabajo", apuntaba un logístico. Otra soldado, de 22 años, natural de León, también compartía esta opinión: "Ojalá no fuéramos, parece que no todos los iraquís quieren que las tropas permanezcan en Irak". "En Kosovo tenía días libres, pero en Irak, que ni me los den", añadía.

Una soldado amiga de la anterior decía adiós nerviosa a su compañera. Especialista en Electrónica, puede que parta para Irak en el siguiente relevo. "Me da miedo, parece que pueden atacar seriamente las bases, yo no quiero ir", apuntaba. "Confío en que las tropas regresen pronto", agregaba. A su lado estaba la novia de uno de los militares, Vanesa, de 23 años. "Realmente me pregunto si esto tiene sentido. Lo he hablado tanto con él... Manuel no quería marcharse pero se hizo voluntario porque esta misión es más corta", recordaba.

La madre del cabo Rubén Omedes volvía a vivir por segunda vez la marcha de su hijo a Irak. "Te da duelo que se vayan pero no se puede decir nada, todo hay que guardárselo". Entre lágrimas, Marisa, natural de Zaragoza, despedía a su hija y su yerno. "Hay tanta mierda, Aznar es quien debería estar aquí, esto es sólo buscar un peligro. Ojalá Zapatero cumpla su promesa". Otros familiares asumían la partida y se preocupaban ya de la futura comunicación que mantendrán con sus familiares, porque en Irak no hay cobertura y la única opción es esperar a recibir una llamada desde allá. "En Kosovo me mandaba muchos mensajes con Natalia, ahora les dan 15 minutos para que llamen todos y se formarán unas colas...", apuntó su madre, mientras su hija pequeña lloraba desconsolada y con ira.