«Es inútil seguir adelante, entre noes, aplazamientos, bloqueos y discusiones diarias». Matteo Salvini, vicepresidente del Gobierno, ministro del Interior y principal socio del Gobierno populista de Roma, parece haber puesto punto final a la experiencia surgida de las urnas en marzo del pasado año. En un comunicado hecho público ayer y mirando hacia el futuro inmediato, Salvini, líder de la Liga, añadió que no quiere «gobiernos técnicos» ni «juegos de palacio», que en Italia son frecuentes a la hora de sustituir un Ejecutivo. «La única alternativa a este Gobierno es devolver la palabra a los italianos con nuevas elecciones», dijo. La primera fecha útil para el voto sería en octubre.

Luigi di Maio, también vicepresidente del Gobierno, ministro de Fomento, Trabajo y Desarrollo, además de jefe político de los antisistema del Movimiento 5 Estrellas (M5S), respondió a la nota de su socio haciendo oídos sordos. «El comunicado es incomprensible, digan claramente lo que quieren, sean claros», recalcó.

La situación se precipitó el miércoles cuando el M5S perdió en el Senado una moción contra el trazado del Ave de Lyon a Turín, que forma parte del eje europeo estratégico entre Lisboa/Algeciras y Kiev (Ucrania), que de hecho ya se está construyendo. Votaron a favor todos los partidos, oposición conservadora y de izquierdas incluida, de manera que el M5S se quedó solo. «Algo se ha roto en la mayoría (de Gobierno)», dijo Salvini.

A lo largo de todo el año han sido numerosos los desencuentros entre los socios del Gobierno de coalición, la ultraderechista Liga y los antisistema del M5S.

Según un sondeo realizado el 31 de julio por el instituto Ipsos para el diario Corriere della Sera y publicado ayer, la Liga de Salvini obtendría el 36% de los votos en unas próximas elecciones generales y alcanzaría el 50,6% en coalición con los conservadores Hermanos de Italia (7,5%) y Forza Italia (7,1%). El M5S se quedaría entre un 10% y un 17%, lejos del 30,7% de las elecciones de marzo del año pasado.