Los niños pueden desembarcar». Al caer de la tarde de ayer, Matteo Salvini, ministro del Interior, cedió frente a las múltiples presiones sobre la situación de la nave militar Diciotti, atracada en el puerto de Catania (Sicilia), sin poder desembarcar a los 177 emigrantes que salvó en el Mediterráneo. Salvini cedió, pero no se amedrentó.

Pocas horas antes, los magistrados italianos le habían acusado en un comunicado de «retención ilegal» y durante la tarde el fiscal de la ciudad, Luigi Patronaggio, subió a la nave para inspeccionarla. Al final declaró que estaba evaluando la posibilidad de abrir un sumario por «secuestro de personas». «Tenemos que evaluar la situación atentamente, porque la política está legitimada para tomar decisiones, pero estas no pueden chocar o contrastar con aquello previsto por la Constitución y el código penal», añadió Patronaggio.

Los niños no acompañados pueden desembarcar, a «pesar de la Europa bellaca, porque Italia tiene un corazón grande», dijo Salvini, imponiendo que «los otros, todos los otros tienen que permanecer a bordo». Sobre el hecho de que podría ser investigado por «retención ilegal» o «secuestro de personas», replicó: «No soy un desconocido, estoy aquí, soy Matteo Salvini, senador y ministro del Interior, con mandato preciso de defender las fronteras y ocuparme de la seguridad de este país. ¿Me queréis investigar?», se preguntó. «Investigadme, ¿Me queréis procesar? Procesadme. Tengo unas espaldas anchas, pero con mi permiso no desembarca nadie». «Italia ha sido dejada sola», escribió el primer ministro, Giuseppe Conte, en un largo post sobre el caso.

Desde el pasado 15 de agosto, el barco guardacostas Diciotti, con 29 menores a bordo, se ha ido trasladando desde aguas de Malta hasta la isla italiana de Lampedusa y ahora se encuentra en Sicilia, primero sin poder atracar y ahora sin poder desembarcar a sus huéspedes.

CASOS DE SARNA

Al final de la inspección del navío que llevó a cabo ayer por la tarde el fiscal de Catania, este declaró que «la situación a bordo es crítica, hay varios casos de sarna y, en cualquier caso, sobre la base de las convenciones internacionales y de la ley italiana, los 29 menores no acompañados tienen el derecho a desembarcar».

Caterina Ajello, fiscala jefe del tribunal de menores de Catania, puerto en el que se encuentra atracado el Diciotti, había escrito antes al titular de Interior en nombre de sus colegas nacionales: «Permitid a todos los menores y a los sujetos vulnerables presentes que desembarquen inmediatamente, para que sea posible abrir los procedimientos judiciales para su tutela y su inserción en estructuras de acogida adecuadas». «Es un imperativo humanitario», manifestó un portavoz de la Comisión Europea.

En el caso intervino también el presidente del Congreso, Roberto Fico, por los indignados del M5S. Los retenidos «deben poder desembarcar» y el reparto entre los países de la UE «puede proseguir sin problemas», aunque desembarquen, dijo. La toma de posición enfrentó una vez más la Liga y el M5S, que, juntos, forman el Ejecutivo.

PRIVADOS DE LIBERTAD

Sobre la situación había tomado cartas también Magistratura Democrática, de tendencia izquierdista, una de las tres principales corrientes en las que están reunidos los magistrados italianos. Cuestionaron la actuación del ministro Salvini «de privar de la libertad a personas, sin que haya intervenido la magistratura».

Las fiscalías de Catania y de Agrigento (Sicilia) abrieron dos sumarios sobre el caso, que enfrenta al Ministerio del Interior con el de Defensa, el de Transportes, la Guardia Costera, y, con toda probabilidad, a la Presidencia de la República. Los magistrados de Agrigento procedieron por «ilícita retención de inmigrantes a bordo». La misiva de la fiscal de Catania a Salvini fue conocida gracias a un tuit de Intersos, una organización humanitaria que cuenta con efectivos a bordo del Diciotti, ya que los militares no pueden ocuparse de ellos. En un mes, esta es la segunda vez que Interior bloquea una nave militar con inmigrados a bordo. En el primer caso tuvo que intervenir el mismo presidente de la República, Sergio Mattarella, para desbloquear la orden de Interior.

El escritor Roberto Saviano, que habitualmente llama a Salvini «ministro de la mala vida», por sus políticas migratorias, declaró: «Ha jurado sobre la Constitución y si la viola de una manera clara como está haciendo con el Diciotti, ya no se trata de política, sino de subversión, por la que existe la prisión».