La cúpula militar de Estados Unidos en Irak presenció algunas de las torturas que sufrían los presos en la cárcel de Abú Graib. Esta es la grave acusación volcada contra el general Ricardo Sánchez, jefe de las tropas de EEUU en Irak, y otros altos oficiales por el abogado militar del sargento Ivan Frederick, uno de los siete soldados procesados por los abusos que han avergonzado a Estados Unidos ante el mundo.

La acusación se hizo durante una audiencia militar el 2 de abril en Bagdad, a cuya grabación magnetofónica ha tenido acceso The Washington Post . En ella, el letrado, capitán Robert Shuck, declaró que el capitán Donald Reese, jefe de la compañía 372 de la policía militar a la que pertenecía Frederick, le aseguró que "se había enterado de que el general Sánchez estuvo incluso presente en la cárcel durante algunos de esos interrogatorios y/o abusos a los presos". El abogado dijo que Reese le había asegurado que declararía contra Sánchez.

La semana pasada, ante el Senado, Sánchez negó tener conocimiento de las torturas hasta enero, cuando ordenó que se investigaran. Ayer, el Pentágono dijo que la información del Post era "falsa".

LOS MOVILES, PROHIBIDOS El Departamento de Defensa ha prohibido que los soldados que sirven en Irak usen móviles dotados con cámaras fotográficas, dado que las imágenes de los abusos se tomaron con estos aparatos, sostuvo ayer el diario económico The Business .

Por otro lado, ayer se supo también que la justicia iraquí no podrá juzgar a los soldados norteamericanos y británicos implicados en maltratos a presos, ya que los ocupantes gozarán de inmunidad después del traspaso de poder, el 30 de junio.

Según el británico The Observer , los soldados británicos y norteamericanos sólo deberán responder de las torturas ante la justicia de sus países. Según fuentes militares, la inmunidad de los soldados es uno de los puntos que el Ejército exigió para dar el visto bueno a la resolución sobre Irak que ultima la ONU.

Por otra parte, el pasado 24 de diciembre, Janis Karpinski, entonces al mando de la prisión de Abú Graib, envió una carta a la Cruz Roja en la que declaraba que la mayoría de presos no podían acogerse a la Convención de Ginebra, según reveló ayer The New York Times . La misiva contradice a George Bush, quien aseguró que la Convención de Ginebra se aplica en las cárceles de Irak.