La presencia de Pedro Sánchez en el G-7 ayer supone un espaldarazo a su perfil internacional que llega gracias a la invitación del presidente francés, Emmanuel Macron, en un momento delicado para el líder socialista en la arena estatal. El presidente accede al club político más selecto en funciones, tras una investidura fallida y con la repetición electoral como nubarrón en el horizonte. En este contexto, la oportunidad de intercambiar opiniones con mandatarios mundiales es especialmente valorada en la Moncloa, que pone en valor cómo Sánchez, en sus escasos meses al frente del Ejecutivo, ha conseguido posicionar a España en las citas clave para definir la política internacional.

Más allá del reconocimiento del papel de Sánchez en asuntos globales y del valor mediático de su presencia, el presidente tiene cerradas dos reuniones bilaterales. Como España no forma parte del G-7 Sánchez no asiste a las reuniones, pero la invitación personal de Macron le permitió acudir a la cena de gala de ayer donde el jefe del Ejecutivo español vio a los mandatarios mundiales. El presidente francés ha vuelto a mostrar su sintonía con Sánchez, no solo por la invitación sino porque algunos de los temas sobre la mesa serán algunas de las principales reivindicaciones del socialista, como la tasa a las grandes compañías tecnológicas.

Antes de la cena, se reunió con el premier británico, Boris Johnson, y con el nuevo presidente del Banco Mundial, David Malpass. El Gobierno preveía que con el primero se abordaría el asunto del brexit, puesto que a fin de cuentas Johnson ya se ha reunido para discutir la salida del Reino Unido de la UE con Macron y la canciller alemana Angela Merkel. La especificidad con España es el asunto de Gibraltar pero, en principio, el Ejecutivo esperaba que el primer ministro repitiera lo que ha defendido hasta ahora: que quiere un acuerdo de retirada distinto.

La agenda europea al respecto no se retomará hasta el 17 y 18 de octubre, cuando se celebrará el próximo Consejo Europeo en Bruselas y, probablemente, también una sesión extraordinaria para abordar el brexit.

EL 23 DE SEPTIEMBRE

La cita con el presidente del Banco Mundial en Biarritz, pospuesta desde el último G-20, se concretó en asuntos de desigualdad y desarrollo relativos a la situación de España como frontera sur de Europa.

En el aire queda la asistencia al inicio de la Asamblea General de la ONU. El compromiso sigue figurando en la agenda de Sánchez, pero la fecha, el 23 de septiembre, es espinosa. Ese mismo día expira el plazo para la formación de Gobierno.

Si no hay investidura en este plazo, ese día quedarán oficialmente disueltas las Cortes y automáticamente se convocará la repetición electoral para el 10 de noviembre. Aunque la voluntad sigue siendo asistir a la cumbre, como ya hiciera el año pasado Sánchez, la Moncloa admite que hasta que no se despeje el panorama político en la arena estatal resulta imposible garantizar su presencia.