En vísperas de su tercer y último debate cara a cara, el presidente de EEUU, George Bush, y su adversario electoral demócrata, el senador John Kerry, aparcaron temporalmente ayer la lucha antiterrorista para concentrar sus ataques en asuntos nacionales, como los impuestos y la sanidad, a los que dedicarán el duelo de esta noche en Tempe (Arizona).

Desde Colorado Springs, el presidente arremetió contra su rival, del que aseguró que no tendrá dinero para financiar las numerosas promesas electorales que ha hecho, de modo que se verá obligado a violar el pacto que hizo el viernes pasado, durante el segundo debate en San Luis (Misuri) y subir los impuestos. "Aunque trate de ocultarlo, es un liberal", recalcó Bush, usando el calificativo que en EEUU se aplica a quienes defienden programas sociales costosos para el erario público.

"TIENE UN PLAN" El contrataque demócrata no se hizo esperar. El portavoz Phil Singer denunció la mala gestión de Bush en sanidad. "En los últimos cuatro años, hemos visto deteriorarse el sistema sanitario hasta entrar en crisis, subidas récord de los costes y, además, millones de estadounidenses han perdido la cobertura médica", sostuvo Singer. El portavoz dijo que Kerry "tiene un plan para hacer frente a estos temas".

El senador hizo campaña ayer en Santa Fe (Nuevo México) antes de trasladarse hoy a Arizona para participar en el debate, su última gran oportunidad para adelantar a Bush de forma definitiva en las encuestas de intención de voto. Los sondeos muestran la igualada carrera que están haciendo los dos, pero alguno, como el divulgado ayer por el diario USA Today, alzó la bandera roja para el presidente, dado que la aprobación a su gestión está sólo en el 47%; su nivel más bajo desde julio.