Dos civiles norteamericanos y uno británico son las últimas víctimas de la ola de secuestros de ciudadanos occidentales en Irak. Un grupo de hombres armados irrumpieron ayer, a primera hora de la mañana, en el jardín de su vivienda en Bagdad y, sin disparar ni un solo tiro, obligó a los dos estadounidenses y al británico a entrar en un minibús, que se dio a la fuga. En Kirkuk, el chófer de un camión sirio fue secuestrado a punta de pistola.

Horas más tarde, en Samarra fue encontrado un cadáver que podría ser de un rehén occidental o turco, según informó la policía. El cuerpo estaba desfigurado, lo que hace pensar que llevaba varios días sin vida.

Con los secuestros de ayer, ya son 21 los extranjeros que permanecen retenidos en manos de grupos armados en Irak, entre ellos dos cooperantes italianas y dos periodistas franceses. La captura de los tres occidentales se produjo justo después del amanecer cuando, al parecer, las víctimas se encontraban en el jardín de la casa, situada en el distrito residencial de Mansur. En ese momento, y según responsables del Ministerio del Interior iraquí y varios testigos, unos 10 hombres enmascarados entraron en la residencia. Algunos vecinos dijeron que la casa disponía habitualmente de dos guardianes iraquís, pero que, en el momento del secuestro, no había nadie custodiando el inmueble. Poco después, tropas norteamericanas rastrearon la zona en busca de los captores.

EMPRESA DE LOS EMIRATOS La Embajada de EEUU en Bagdad no confirmó el secuestro hasta pasadas varias horas, cuando identificó a los ciudadanos norteamericanos como Jack Hensley y Eugene Jack Armstrong, ambos empleados de la Gulf Services Company, una empresa con sede en los Emiratos Arabes Unidos. Anoche, Londres no había facilitado el nombre del contratista británico, a la espera de informar a la familia.

El distrito de Mansur alberga varias embajadas y las sedes de numerosas compañías extranjeras que trabajan para el Gobierno provisional iraquí. También alberga las residencias de algunos responsables políticos iraquís. Por ello, se considera un barrio bastante protegido.

El secuestro de ayer se asemeja en su ejecución al que padecieron las jóvenes cooperantes italianas Simona Pari y Simona Torreta junto a dos iraquís el pasado 7 de septiembre, también en Bagdad. En este caso, los asaltantes también irrumpieron en una casa, la sede de la ONG donde trabajaban, y se los llevaron a punta de pistola. Hasta entonces, los secuestros sucedían a campo abierto.

Así ocurrió con los franceses Christian Chesnot y Georges Malbrunot, secuestrados el 20 de agosto mientras se dirigían a Faluya. Ayer, el grupo armado que retiene a los dos periodistas, denominado Ejército Islámico en Irak, publicó un comunicado en internet en el que asegura que los juzgará en "los próximos días", según informó la emisora de radio francesa Europa 1 .

Además del secuestro, Irak volvió ayer a ser escenario de nuevos actos de violencia. Tres marines norteamericanos murieron en un ataque en el triángulo suní. Dos explosiones distintas en Bagdad acabaron con la vida de dos personas e hirieron a 16.

POLEMICA Las declaraciones del secretario general de la ONU, Kofi Annan, a la BBC el miércoles provocaron ayer un alud de protestas en Washington y entre sus aliados en Irak. Gran Bretaña, Polonia, Australia, Japón y Bulgaria rechazaron tajantemente las afirmaciones de Annan, que subrayó que la invasión de Irak fue "ilegal" al no estar "en conformidad con la Carta de la ONU". Además, consideró "improbable" que el país sea capaz de organizar unas "elecciones creíbles" en enero.

El jefe de la Casa Blanca, George Bush, recordó que el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó en noviembre del 2002 una resolución en la que se advertía a Bagdad de que su actitud de no colaborar en las inspecciones de la ONU tendría "serias consecuencias". Para Bush y sus aliados, esta resolución fue suficiente para iniciar la guerra.