Objetivamente queda todavía mucho para que concluyan las primarias demócratas: 38 estados y territorios todavía no han votado y el 62% de los delegados que escogerán al candidato siguen en el aire. En la práctica, sin embargo, el camino se ha estrechado enormemente para Bernie Sanders tras ver cómo su ventaja se esfumaba en el 'supermartes' y Joe Biden consolidaba el voto moderado tras el abandono de los candidatos centristas que habían constreñido hasta entonces sus resultados. El calendario también favorece al vicepresidente de Barack Obama, de ahí que la cita electoral de este martes en seis estados se haya convertido en un examen crucial para el socialdemócrata, obligado a demostrar que es capaz de recuperar el impulso perdido y plantar cara hasta el final al candidato del 'establishment' demócrata.

No será fácil, porque los sondeos corren en su contra. Entre los seis estados en juego, hay dos sureños (Misuri y Misisipí) donde la victoria de Biden se da por hecha gracias al voto negro, que se inclinó a su favor por un margen de 31 puntos el 'supermartes'. Las encuestas también le favorecen en Idaho y Dakota del Norte, aunque por un margen mucho más reducido, y la verdadera batalla se librará en Washington y Michigan, los estados que más delegados reparten. Sanders confía en ganar en el bastión progresista de Washington, pero es en el estado obrero de Michigan donde ha depositado todas sus esperanzas para dar un golpe de autoridad y demostrar que es todavía un candidato viable.

Nuevos apoyos

La cuna del motor ya relanzó su candidatura hace cuatro años, cuando le dio un vuelco a los más de 20 puntos de desventaja que llevaba en las encuestas para acabar imponiéndose por la mínima a Hillary Clinton, un punto de partida muy similar al actual. Pero la jornada también servirá para comprobar si Sanders es capaz de atraer al grueso de los votantes de Elizabeth Warren, la candidata progresista que abandonó la semana pasada sin apoyar a ningún candidato.

En las últimas horas el senador por Vermont ha recibido el respaldo del histórico activista negro Jesse Jackson y del Partido de las Familias Trabajadoras, volcado hasta ahora con Warren. Biden, por su parte, se ha llevado el apoyo de Kamala Harris y Cory Booker, dos de los precandidatos demócratas que se quedaron en el camino.