La península coreana camina hacia el anhelado deshielo. Seúl ofreció ayer a Pionyang reunirse la próxima semana, concretamente el 9 de enero, para hablar sobre la participación de atletas norcoreanos en los Juegos Olímpicos de invierno, que se celebrarán entre los días 9 y 25 de febrero en la ciudad surcoreana de Pyeongchang. Kim Jong-un, líder norcoreano, había mostrado su intención en el discurso de Año Nuevo de que el evento deportivo sirva para rebajar la tensión en el paralelo 38.

La reunión, si es aceptada por Pionyang, se celebrará en la ciudad fronteriza de Panmunjon y será la primera entre funcionarios de ambos países en más de dos años. El orden oficial del día se limitará a la pareja de patinadores norcoreanos que consiguió la clasificación. El avance, sin embargo, es histórico. Seúl y Pionyang carecen actualmente de canales de comunicación y la tensión llegó al punto de ebullición en los últimos meses. Cho Myoung-gyon, ministro de Unificación, confía en que puedan hablar de «otros asuntos de interés mutuo para la mejora de las relaciones coreanas».

Paciencia y sosiego / Algunos expertos sugieren que Kim estaría intentando romper la alianza entre EEUU y Corea del Sur con sus recordatorios a la primera de sus misiles nucleares y las invitaciones al diálogo a la segunda. Moon Jae-in, presidente surcoreano, ha defendido desde que ganara las elecciones el pasado año el acercamiento a Pionyang con paciencia y sosiego y ha chocado con Donald Trump por su belicosidad irresponsable. Seúl, ante las repetidas amenazas de ataques preventivos estadounidenses a Corea del Norte, ha recordado a Washington que deberá contar con su acuerdo.

El deshielo coloca al presidente estadounidense en una situación nueva e incómoda. Ayer negó cualquier mérito a la admirable paciencia de Moon y sugirió a través de Twitter que el giro en la actitud norcoreana se debe al éxito de las sanciones y las presiones internacionales. También volvió a llamar «hombre cohete» a Kim Jong-un y ha pedido tiempo para comprobar en qué termina la reunión. Moon había propuesto a Washington la cancelación de las maniobras militares conjuntas previstas en febrero para rebajar la tensión en la península coreana.