El primer ministro israelí, Ariel Sharon, sorprendió ayer al anunciar que ha dado la orden de preparar un plan de evacuación de 17 asentamientos de la franja de Gaza. "Trabajo con la presunción de que en el futuro no habrá judíos en Gaza", declaró Sharon, primero al diario Haaretz, y después, en una agitada reunión con su partido, al Likud.

A pesar de que en la franja hay 21 asentamientos, el anuncio de Sharon implica la retirada israelí de toda la zona. "Mi intención es llevar a cabo una evacuación, perdón, una reubicación, de los asentamientos que nos causan problemas y de los lugares que no controlaremos en un acuerdo final, como en Gaza", dijo.

PRIMER PASO El anuncio es el primer paso concreto que da Sharon respecto al plan de separación unilateral de los palestinos, del que el líder derechista lleva tiempo hablando y que incluiría también la recolocación de asentamientos en Cisjordania. Sharon informará de su plan a George Bush a finales de este mes.

El primer ministro no se comprometió a establecer un calendario para la operación y enumeró los problemas que supone evacuar a alrededor de 7.500 personas, cuyo consentimiento considera imprescindible. Se desconoce el coste exacto de una evacuación pero, según calculó el diario Haaretz en septiembre, se estimaba en 150.000 dólares (120.000 euros) por colono. En total, 900 millones de euros. "Necesitaremos el apoyo de EEUU", dijo Sharon.

El plan de evacuación de Sharon causó estupor. El elevado coste que supone para Israel tanto el mantenimiento de los asentamientos de la franja como su defensa es una de las causas. Otra sería el movimiento táctico de renunciar a Gaza para anexionarse el máximo de Cisjordania.

La extrema derecha insinuaba ayer motivos más perversos. El diputado Tzvi Hendel, ultranacionalista de Unión Nacional, sugirió que Sharon trata de desviar la atención de sus acusaciones por cohecho. El partido de Sharon, el Likud, reaccionó airado. Y el Partido Laborista exigió hechos y no palabras.