Ahora sí, Irak tiene una nueva Constitución. El paso más importante del plan de traspaso de soberanía de EEUU echó a andar ayer en Bagdad tras dos retrasos y unas difíciles negociaciones que, sin embargo, no han logrado limar todas las asperezas. El gran ayatolá shií Alí al Sistani calificó ayer de "obstáculo" el texto y los representantes shiís del Consejo de Gobierno Iraquí (CGI) insistieron en sus discrepancias en algunos puntos del texto, pese a rubricarlo.

"Es un día histórico para Irak", declaró Adnan Pachachi, uno de los miembros del CGI que, junto a sus 24 correligionarios, firmó la Constitución que guiará los pasos de Irak hasta que en el 2005 se redacte una Carta Magna definitiva.

LECCION DE DEMOCRACIA "Hemos sido testigos del nacimiento de la democracia, y todo parto es doloroso. Con esta Constitución no todo el mundo consigue todo lo que quería. Así es la democracia", aleccionó Paul Bremer, el administrador estadounidense de Irak.

No cabe duda de que los shiís no han logrado todo lo que querían. Después de forzar el pasado viernes la cancelación de la firma del texto y tras dos días de negociaciones en Nayaf, Sistani no ha logrado evitar que se apruebe la Constitución, pero sí expresó sus críticas, lo que ensombrece el proceso político que ayer empezó en Irak. "Este texto es un obstáculo para llegar a una Constitución permanente que preserve la unidad y los derechos de todas las etnias iraquís", dijo Sistani en un comunicado en el que también dudó de la legitimidad de un texto redactado por un órgano, el CGI, que ha sido elegido por el dedo de EEUU.

En otro comunicado, los representantes shiís del CGI manifestaron que "no se han superado" sus objeciones al texto. Los portavoces shiís insisten en que la firma y la actitud de Sistani de no forzar una ruptura son un ejercicio de responsabilidad para no echar a perder la transición iraquí y mantener la unidad del país, pero queda mucho por negociar para satisfacer sus peticiones.