El zurrón de Paul Manafort sigue llenándose de años a la sombra. El veterano lobista y exjefe de campaña de Donald Trump ha sido condenado a 43 meses de prisión por dos cargos de conspiración que incluyen una retahíla de delitos, desde lavado de dinero a obstrucción a la justicia pasando por ocultación de su trabajo como lobista para clientes extranjeros. Esta última sentencia llega menos de una semana después de que Manafort fuera condenado en Virginia a otros 47 meses de cárcel por varios crímenes financieros, por lo que acumula ya una pena de siete años y medio de prisión. Podría no quedar ahí la cosa porque pocos minutos después de que se pronunciara su sentencia en Washington, un tribunal neoyorquino lo acusó de fraude hipotecario en una nueva causa que tendrá que enfrentar desde la cárcel.

«Es difícil sobrestimar el número de mentiras, las dimensiones del fraude y la cantidad de dinero involucrado», dijo la jueza Amy Jackson al pronunciar la sentencia. «No hay duda de que el acusado sabía a ciencia cierta lo que estaba haciendo». Los delitos cometidos por Manafort, que imploró a la jueza que no le separara de su mujer y agravara las tribulaciones de su familia, están relacionados con el trabajo que hizo hace una década en Ucrania, antes de comenzar a trabajar para Trump. El lobista cobró más de 50 millones de dólares del partido proruso del expresidente Viktor Yanukovych y el oligarca ruso Oleg Deripaska, un dinero que ocultó en paraísos fiscales y no declaró al fisco. Durante el juicio, la jueza concluyó también que Manafort mintió a las autoridades después de haber llegado a un acuerdo con la fiscalía para cooperar en la investigación de la trama rusa que conduce el fiscal especial Robert Mueller. «Se ha pasado una parte significativa de su carrera engañando al sistema», dijo Jackson.