El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, evitó comparecer ayer ante el tribunal de Milán donde se reanudó, diez meses después de su suspensión, el proceso judicial contra él por un supuesto delito de soborno de jueces. La vista judicial se reinició con una petición para apartar del caso al juez Francesco Castellano por presunta parcialidad en favor de Il Cavaliere .

La petición había sido efectuada por la fiscal, Ilda Boccassini, y por un abogado de la acusación particular. Según ambos magistrados, el juez Castellano no podía ser imparcial, ya que había declarado, en sendas entrevistas a dos diarios, que estaba en marcha un proceso de "hostigamiento judicial" contra el grupo industrial de Berlusconi. Castellano denunció, además, una actitud de revancha de una parte de la magistratura contra el magnate.

TRES HORAS DE DELIBERACIONES Después de casi tres horas de deliberaciones a puerta cerrada, Castellano se declaró competente para presidir el tribunal, ya que en las dos entrevistas publicadas, tan sólo hizo "consideraciones generales". Aunque el proceso seguirá su curso, probablemente sufrirá otra interrupción durante la campaña electoral para las elecciones europeas de junio, con el fin de no enturbiar aún más la atmósfera política.

Silvio Berlusconi se libró de correr la misma suerte que los demás imputados del caso gracias a una normativa, aprobada con urgencia en vísperas de la pasada presidencia italiana de la Unión Europea (UE), que otorgaba inmunidad a los cinco primeros altos cargos del Estado. Dicha ley fue declarada después anticonstitucional.

El pasado 22 de noviembre, la justicia había considerado culpables del delito de soborno de jueces al abogado Attilio Pacifico, al exministro de Defensa, Cesare Previti, y al juez Renato Squillante, y les condenó respectivamente a cuatro, cinco y ocho años de prisión. Según la sentencia, en la fiscalía de Roma se había formado una verdadera "asociación de delincuentes" que, a cambio de dinero, compraba sentencias judiciales, algunas de las cuales eran redactadas en los mismos bufetes de los abogados de Berlusconi.