Un niño iraquí de 9 años murió ayer en Kirkuk por los disparos de soldados estadounidenses, que afirmaron que fue un "error". Mientras, el último recuento de 105 muertos en el doble atentado de Irbil convirtió este ataque en el más sangriento de la posguerra, informa France Presse.

Las tropas estadounidenses pidieron disculpas por la muerte del niño Basam Sami Awad mientras celebraba la festividad musulmana del Sacrificio con el resto de su familia en Kirkuk. El coronel norteamericano William Yaywille explicó que sus tropas abrieron fuego porque sospechaban que un grupo de insurgentes se ocultaban en la zona, y aseguró que los soldados culpables de este error serán castigados. También dijo que el Ejército de EEUU pagará una compensación.

Además, dos civiles iraquís resultaron heridos por las fuerzas de ocupación cuando atacaban un objetivo cerca de Ramadi.