El ex presidente brasileño Lula Da Silva se encuentra en condiciones de abandonar la cárcel de Curitiba donde se encuentra desde abril de 2018. La prisión a la que fue enviado el marco de una polémica causa por corrupción, lo sacó de una campaña electoral en la que era el gran favorito y que finalmente llevó a Jair Bolsonaro al Gobierno. Después de idas y venidas, y en medio de un escenario político cambiante, el Tribunal Supremo se pronunció en los hechos contra el encarcelamiento por seis votos contra cinco. El propio presidente de la principal instancia judicial, José Antonio Dias Toffoli, desempató tras un largo debate.

El fallo en cuestión sostiene que ningún condenado puede estar preso antes de que se resuelvan todos los recursos a los que tiene derecho. De esta manera, el Supremo volvió sobre sus pasos cuando avalaba que la segunda instancia ya era causal de estar detrás de las rejas. Así ocurrió con el ex mandatario. De esta manera, Lula puede ahora ser liberado debido a que tiene recursos pendientes a los que apelar. Lula fue llevado a la prisión de Curitiba después de que el Tribunal Regional Federal 4 de Porto Alegre confirmara la sentencia de Sergio Moro, el ex juez de la primera instancia de Curitiba y actual ministro de Seguridad de Bolsonaro, cuya parcialidad en la causa salió a luz a raíz de las filtraciones de sus conversaciones en Telegram con el fiscal Deltan Dallagnol.

"La decisión del STF es muy importante para fortalecer la democracia y la Constitución, en el momento en que son amenazadas por el Gobierno de extrema derecha en Brasil", señaló la presidente del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann. El tribunal, añadió, "reconoce", después de un año y 7 meses, que el expresidente "fue preso durante todo ese periodo de forma ilegal, por una decisión política".

Lula tiene la palabra final

La defensa del fundador del PT se prepara para pedir la libertad del ex tornero mecánico que gobernó entre 2003 y 2010. La última palabra la tendrá sin embargo él porque antes de que se conociera este dictamen había advertido que rechazaría cualquier resolución judicial que no fuera la anulación de los juicios que los sacaron de la competencia electoral. Moro lo sentenció por considerar apenas sobre la base de indicios que Lula había recibido un apartamento como pago de un favor a un empresario. Esa acusación nunca pudo probarse.

Aunque abandonara inmediatamente su celda, en las actuales condiciones de la causa "Lava Jato" Lula no recuperaría sus derechos políticos. No podrá, por lo tanto, presentarse a ningún cargo electivo. Su horizonte es el año 2022 que, según el PT, debería dar por concluida la experiencia de la ultraderecha en el poder. Por lo tanto, algunos analistas no descartaban que el ex presidente rechace el beneficio si no es completo y se desmontan las acusaciones en su contra. Lula ha aceptado la posibilidad de someterse a un nuevo proceso sin los vicios de nulidad que, ha denunciado, lo llevaron a la cárcel.

La posibilidad de que recupere su libertad provocó un cimbronazo nacional cuyos efectos se han sentido en Argentina. Bolsonaro ya ha tenido una serie de roces con Alberto Fernández antes de que el peronista asuma el 10 de diciembre. La relación es tensa porque el capitán retirado apostaba por la reelección de Mauicio Macri. Fernández ha festejado la noticia que incomoda a los Bolsonaro: "el Supremo Tribunal Federal de Brasil ha decidido que las condenas a prisión solo son ejecutables una vez que hayan quedado firmes. Es lo mismo que venimos reclamando en Argentina desde hace años. Valió la pena la demanda de tantos! #LulaLivreAmanhã !".