Uno de los aspectos más relevantes de la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump fue su poder para colocar a jueces en el Tribunal Supremo, donde sus dos nombramientos han creado una mayoría conservadora que hacía temer por el futuro de algunos derechos conquistados, especialmente el del aborto. Este lunes, no obstante, en el primer caso ante este alto tribunal de mayoría conservadora sobre la cuestión, la agenda antiaborto y la de Trump han sufrido una importante derrota. Cuatro jueces progresistas y el presidente del Supremo, John Roberts, han logrado una mayoría 5-4 para dictar sentencia contra una restrictiva ley de Luisiana del 2014. El derecho al aborto por ahora sobrevive en EEUU, aunque sigue llamado a ser uno de los elementos centrales de guerra cultural y política en el país y en las elecciones presidenciales de noviembre.

La norma de Luisiana, que nunca llegó a aplicarse, pretendía establecer que los médicos que practican abortos debían tener derechos de admisión en hospitales cercanos. Ese requerimiento en la práctica habría dejado todo el estado con solo un doctor y una clínica, en Nueva Orleans, capaz de practicar interrupciones de embarazo.

Para declarar inconstitucional la ley ha sido fundamental el papel de Roberts, un conservador nombrado por George Bush, como ya lo fue hace un par de semanas en otra victoria progresista, cuando con su voto apoyó la expansión de las protecciones federal a trabajadores homosexuales y transgénero. En el caso de la ley de Luisiana ha argumentado su voto en contra apelando a la doctrina "stare decisis" de respeto a los precedentes, pues hace cuatro años el Supremo ya tumbó una ley prácticamente idéntica de Tejas como inconstitucional, al considerar que era médicamente innecesaria y restringía considerablemente el acceso de las mujeres al aborto.

Respeto al precedente

En esa decisión del 2016 Roberts votó con la minoría considerando que la ley de Tejas era constitucional y en su decisión de este lunes ha escrito que sigue pensando que aquel caso "se decidió equivocadamente". Una vez que el alto tribunal asentó el precedente, no obstante, Roberts se siente obligado a respetarlo. "'Stare decisis' nos instruye a tratar igual casos parecidos", ha escrito.

La decisión del Supremo ha sido aplaudida y celebrada por grupos que trabajan en derechos de las mujeres y desde el Partido Demócrata, pero se interpreta también como un recordatorio de la necesidad de proteger el derecho al aborto, reconocido desde 1973 por la sentencia Roe v. Wade, codificándolo en una ley federal.

Será también un tema trascendental en las próximas elecciones, donde una victoria de Trump podría garantizar escorar con más contundencia hacia el conservadurismo al Supremo. En su primer mandato Trump ya ha conseguido confirmar no solo a dos jueces del alto tribunal, sino a un total de 200 jueces federales.