Dos años después de que los tribunales frenaran la implementación del veto contra los militares transgénero en el Ejército, el Tribunal Supremo de Estados Unidos ha dado temporalmente la razón a la Administración Trump para que pueda aplicar la nueva normativa. La decisión es meramente transitoria y no servirá para prejuzgar lo que determinen las instancias judiciales inferiores, pero de momento permitirá al Pentágono impedir el alistamiento de los militares transgénero a menos que se identifiquen con su género biológico. En el fallo ha prevalecido la opinión de la nueva mayoría conservadora en el Supremo, que ha impuesto su criterio por cinco votos a cuatro. La batalla judicial continúa en los tribunales inferiores y nada indica que esta vaya a ser la última palabra.

El fallo representa un paso atrás en el tiempo, después de que la Administración de Barack Obama levantara la prohibición contra los transexuales en el 2016, seis años después de acabar también con la política que impedía a los homosexuales servir abiertamente en el Ejército.

La nueva normativa sobre el género les abrió a su vez las puertas para someterse a operaciones de cambio de sexo tras décadas de discriminación palmaria.