Las negociaciones comerciales del brexit no han comenzado aún, pero entre Londres y Bruselas el ambiente se caldea por momentos. El jefe negociador europeo, Michel Barnier, hizo este miércoles un llamamiento a la calma después de un tuit de la oficina del primer ministro británico, Boris Johnson, acusando a los responsables de la Unión Europea de haber cambiado su postura sobre un acuerdo de libre intercambio tipo Canadá, que ahora, según los británicos, Barnier considera imposible. En Bruselas el tuit ha sido muy mal recibido y tachado por un responsable comunitario de profundamente deshonesto.

Londres y Bruselas habían expresado en una declaración común, su voluntad de alcanzar un acuerdo ambicioso, sin derechos de aduana, ni cuotas. Pero a medida que cada una de las partes va definiendo su posición, aumenta la distancia y el recelo. Los europeos reclaman, a cambio de un acceso al mercado comunitario "sin precedentes que el Reino Unido respete algunas de sus reglas, especialmente en lo que se refiere a ayudas del Estado, medio ambiente, derecho laboral y fiscalidad.

DIFICULTAD

Esa petición novedosa en este tipo de acuerdo comercial, se justifica por la cercanía geográfica del Reino Unido. Esa alineación es rechazada de plano por los británicos, que según su jefe negociador, David Frost, pretenden discutir de igual a igual, sin que la UE trate de imponer sus propias reglas.

Las negociaciones van a ser difíciles, quizás incluso más que las de la retirada, de la UE, afirmó el miércoles Stefan de Rynck, consejero de Barnier, durante un encuentro en la London School of Economics.