Chile ha vivido otra noche en vilo después de que se registrara un nuevo terremoto de 7,8 grados de la escala de Ritcher en el norte del país, réplica del seísmo de 8,2 grados que el martes causó seis muertos. Eran las 23:43 horas del miércoles cuando la tierra volvió a estremecerse con mayor intensidad que las 159 réplicas precedentes. Las principales ciudades afectadas se han quedado sin luz. De inmediato, las autoridades han vuelto a decretar una alerta de tsunami, que ha sido desactivada a las pocas horas, y han evacuado la franja costera.

El terremoto ha sorprendido a la presidenta, Michelle Bachellet, en la ciudad de Arica, durante una visita a las regiones afectadas por el seísmo del martes. La dirigente ha tenido que cumplir el protocolo para casos de seísmo y ha sido trasladada a un lugar "bajo reserva". Bachelet se había trasladado con varios de sus ministros a las regiones de Tarapacá y Arica y Parinacota, declaradas zona catastrófica. El seísmo de 8,2 grados causó daños estructurales a 2.500 viviendas, 972.000 personas fueron evacuadas y el sector pesquero ha tenido cuantiosas pérdidas.

La presidenta ha anunciado apoyo económico a los sectores productivos expuestos al seísmo. "Se han iniciado los trabajos de diagnóstico para garantizar un regreso a la normalidad. Hay situaciones que se pueden resolver hoy día y otras que requerirán más tiempo", ha subrayado Bachelet.

A la espera del megaterremoto

El director del Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile, Sergio Barrientos, ha explicado que, afortunadamente, el pronóstico de un megaterremoto no se cumplió. El funcionario no ha descartado nuevos movimientos telúricos cercanos a los 8 grados.

Los expertos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) coinciden con las observaciones de Barrientos. El terremoto de magnitud 8,2 grados no es el gran seísmo que se espera para esa zona. No desechan por completo que esa hipótesis se haga realidad. "Podría ser mañana, podría ser en 50 años, no sabemos cuándo va a ocurrir. Pero el punto clave aquí es que esta magnitud 8,2 no es el gran terremoto que esperábamos para esta área. De hecho, estamos todavía esperando potencialmente un terremoto aún más grande", ha señalado el sismólogo Mike Simons, del USGS.

Los expertos, señala el portal del diario 'El Mercurio', basan su hipótesis en la brecha sísmica que afecta al extremo norte de Chile y al sur de Perú. En esa zona no se registra un gran terremoto desde 1877. En aquella ocasión, el seísmo alcanzó una magnitud de 8,8 y estuvo seguido por un tsunami que provocó grandes daños, que alcanzaron incluso a Hawái y Japón.

"Sabemos que estas dos placas (de Nazca y Sudamericana) se juntan alrededor de 6 a 7 centímetros al año y, si se multiplica eso por 140 años, entonces las placas deberían haber recorrido aproximadamente 11 metros a lo largo de la falla, y se puede hacer una estimación del tamaño del terremoto que esperamos aquí", explica Simons.

Profunda cultura sísmica

Las repetidas tragedias naturales han generado en Chile una profunda cultura sísmica que obliga al Estado a aguzar su capacidad de prevención. El Gobierno, señala el portal del semanario 'The Clinic', también reconoce que lo peor no ha tenido lugar. "Hay que estar preparados para algo aún más fuerte, de al menos 8.8 o incluso 9 grados en la escala de Richter. No se puede perder ni un minuto", han advertido fuentes oficiales citadas por el portal.

El precedente más inmediato es del 27 febrero del 2010. Aquel sábado fatídico, un terremoto de 8,8 grados azotó a las regiones de Valparaíso, Santiago, O'Higgins, Maule, Biobío y La Araucanía. Murieron 525 personas. Unas 500.000 viviendas fueron afectadas. Los damnificados de la peor tragedia natural conocida en Chile desde 1960, ascendieron a los dos millones. Se registraron saqueos en escala. Bachelet, quien estaba a dos semanas de acabar su mandato, declaró entonces el estado de excepción.