Las autoridades francesas no las tienen todas consigo sobre la identidad del misterioso grupo AZF. ¿Se trata de una mezcla de delincuentes y terroristas para quienes lo importante es conseguir varios millones de euros, o estamos ante una iniciativa de carácter mafioso con cobertura política? Los promotores del chantaje se califican de "grupo de presión de carácter terrorista" pero no aclaran nada más. Por de pronto, la amenaza va en serio y la bomba descubierta tiene un alto nivel tecnológico, lo que explica el despliegue de medios de los ferrocarriles franceses, la policía judicial y la gendarmería para localizar los explosivos supuestamente prestos a estallar.

A todos debería interesar la rápida resolución de este asunto. Negociar con los terroristas como hizo la policía gala en primera instancia tal vez no sea una buena idea, aunque se tratase apenas de descubrir a los autores del chantaje. El mensaje enviado es letal y los resultados están todavía por ver.

*Periodista.