El maratón electoral estadounidense comenzó con la sorprendente victoria del senador por Massachusetts, John Kerry, en los caucuses demócratas celebrados el lunes en Iowa, donde sufrió un fuerte revolcón el exgobernador de Vermont Howard Dean, el favorito para ganar la candidatura demócrata y enfrentarse al republicano George Bush, en noviembre. Dean logró el tercer puesto. Los ocho rivales demócratas quedaron reducidos a siete, pues el congresista Richard Gephardt se retiró tras quedar cuarto.

"Nosotros no nos retiraremos", proclamó Dean tras cosechar un anémico 18% de los votos, frente al sólido 37,6% que obtuvo Kerry y el 31,8% del senador por Carolina del Norte, John Edwards. Estos resultados pulverizan el incipiente liderazgo al que se había encaramado el exgobernador de Vermont, y confieren mayor importancia a las primarias que se celebrarán dentro de una semana en Nueva Hampshire.

Dean encajó su derrota con una exuberante celebración y prometió luchar a muerte hasta la apertura de las urnas en Nueva Hampshire. Allí medirá sus fuerzas, por primera vez, con el exgeneral Wesley Clark, que le pisa los talones en intención de voto. Pero el exgobernador de Vermont no se arrugó: el expresidente Bill Clinton quedó tercero en Iowa y después ganó la Casa Blanca.

Kerry celebró su victoria con más moderación. La mesura con que este senador exhibió sus condecoraciones de la guerra del Vietnam y su experiencia en temas nacionales caló más entre los 120.000 demócratas que la explosiva retórica de Dean.