Debilitar a los prisioneros de Abú Graib para los interrogatorios que llevaban a cabo los oficiales del espionaje era el principal objetivo de las torturas que los reservistas estadounidenses cometieron en la prisión. Sin embargo, el sadismo se extendió y algunos acusados han confesado que degradaron, humillaron sexualmente a los detenidos y tomaron fotografías como castigo o "sólo por diversión".

Según publicó ayer el diario The Washington Post, al menos tres de las fotografías fueron tomadas como mero entretenimiento. Entre ellas, la del preso encapuchado sobre una caja y amenazado con ser electrocutado. "¿Por qué le hizo eso?", preguntó uno de los interrogadores a la reservista Sabrina Harman. "Sólo estaba jugando con él", contestó ella. Por su parte, el reservista Charles Graner confesó: "El cristiano que hay en mí dice que está mal, pero el oficial de prisiones que hay en mí me dice: ´Amo hacer que un hombre adulto se orine encima´".

El imparable escándalo sigue amenazando al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. Aunque el presidente, George Bush, ha mostrado su apoyo al jefe del Pentágono, el semanario alemán Focus señaló ayer que la consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, ha propuesto al embajador de EEUU en Berlín, Daniel Coats, como sustituto de Rumsfeld. Coats lo desmintió.