Un tribunal de Moscú ha ordenado prohibir en territorio ruso el servicio de mensajería instantáneo Telegram, uno de los más populares y confidenciales del mundo. Sus fundadores, Nikolái y Pável Durov, dos hermanos rusos, se negaban a entregar a los servicios secretos rusos los códigos de cifrado, lo que les concedería el acceso a los mensajes de los clientes.

Nada más conocerse la decisión de la jueza Yulia Smolina, Roskomnadzor, el ente regulador de las comunicaciones en Rusia, informó de que la decisión sería puesta en práctica el lunes. La vista judicial se desarrolló sin la presencia física de representantes de Telegram, que habían calificado de «farsa» el proceso. Según el abogado del servicio de mensajería encausado, Pável Tchikov, la decisión judicial demuestra «una vez más que la justicia solo sirve a los intereses del poder».

Amnistía Internacional criticó «el nuevo ataque contra la libertad de expresión en internet» por parte del Gobierno ruso. La red Linkedln permanece bloqueada en Rusia desde el 2016 debido a la negativa de sus responsables a almacenar datos en Rusia.

Los creadores de Telegram, que desde el 2014 no residen en Rusia por las presiones de las fuerzas de seguridad sobre la utilización por parte de grupos de la oposición de otra de las redes sociales creadas por ellos -VKontakte, una suerte de Facebook muy popular en Rusia y en los países exsoviéticos- se disponen a combatir la prohibición rusa, y no solo en los tribunales. En su canal de Telegram, Pável Durov ha escrito: «La confidencialidad no se vende, y los derechos humanos no deben verse amenazados por el miedo o la avaricia».

Durov pidió no desinstalar la aplicación, ya que su compañía pretende idear métodos para sortear el veto judicial sin que se requiera la intervención del usuario. «Recurriremos a métodos integrados que no necesitan ninguna acción por parte de los clientes para evitar los bloqueos», explicó el creador de Telegram.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, señaló que en ningún caso es una operación contra Telegram. «Existen disposiciones legislativas que exigen proporcionar una serie de detalles; desgraciadamente, no se ha encontrado un consenso», justificó.

El Gobierno ruso sostiene que la confidencialidad de Telegram permite a los grupos extremistas intercambiar información sin posibilidad de ser monitorizada por las fuerzas de seguridad, lo que les concede una gran ventaja.